-¿ qué has
hecho?- inquirió una vocecilla a su espalda.
Se giró y vio a Altea, el hada del amor, pero con cuerpo humano. El pelo antes largo
hasta los rodillas ahora era corto aunque del mismo tono rojo y sus ojos
seguían siendo rosados, por mucho que tuviera cuerpo humano esos ojos delataban
algo sobrenatural. No era muy alta, quizás llegara el metro y medio, parecía
más una niña de catorce años siendo tan delgada y además vestía unos pantalones
cortos vaqueros algo desgastados, como se llevaban ahora y una camiseta blanca.
-¿a qué te
refieres?- preguntó él con voz cansina
- a Tasia, cacho
de bobo, estaba al otro lado de la puerta y os he sentido, por algo soy el hada
del amor, pero lo has roto- dijo señalándole con el dedo inquisidoramente- como
puedes ser tan tonto para romper la magia de ese momento
-lose, no hace
falta que me lo reproches, ya me siento bastante mal
-pues
solucionalo, es la primera vez en 700 años que estoy verdaderamente cabreada,
quiero que vuelva esa magia- exigió dando una patada en el suelo- se lo que
sientes por ella, y lo que ella siente por ti así que arréglalo y no lo estropees
más
-hay cosas que
no he contado a nadie, no puedo estar con ella – el comentario lo dijo
totalmente afligido
- se lo que es,
aunque viva en el mundo de las hadas nos enteramos de todo lo que sucede en
ambos mundos y más, y tu historia es bien sabida por muchos
-¿ entonces que
quieres que haga?- casi grito lleno de frustración- no quiero ponerla en
peligro
-bien, bien, lo
entiendo- le contestó el hada suspirando- pero arregla la situación , no
permitas que se valla así
- pero si me
odia será más fácil- protestó David
-no te mientas a
ti mismo, esto no será fácil de ninguna manera y menos lo será si los dos
sufrís
David permaneció
callado mirándola. ¿Qué hacer? ¿ Qué debía hacer? Esto lo tenía merecido por
haber roto las reglas con ella desde el principio. Tras pensarlo varios
minutos decidió hacer caso a la hada
Altea, era lo más lógico ¿no?
-tenía entendido
que las hadas solo pensaban en divertirse- comentó él al fin, medio sonriendo
Altea le
correspondió con una sonrisa de oreja a oreja.
-casi siempre,
yo soy el hada del amor y mi mayor diversión es el amor así que intentó que en
mi alrededor no haya discusiones, y ahora que lo he solucionado es hora de
divertirme, como dices tú.
David siguió al
hada hasta el pasillo pero en vez de bajar las escaleras con ella fue hacía la
habitación que ocupaba Tasia. Se paró mirando la puerta y tomó varias
respiraciones antes de atreverse a llamar. Nadie contestaba. Probó una vez más
y giró el picaporte para entrar, pero la puerta estaba cerrada. Siguió pegando a
la puerta pero ella se negaba a hacerle caso.
-Tasia , déjame
entrar
-lárgate- gritó
desde el otro lado
-por favor,
quiero explicarme, solo quiero hablar- le rogó
- no te he
pedido ninguna explicación, ni me interesa escucharla, y ahora déjame sola
- no me pienso mover de aquí hasta que te dignes a
hablarme – le aclaró y se sentó en el suelo apoyando la espalda
contra la puerta, al igual que hacía Tasia. Aunque él no lo sabía.
Solo ha sido un
beso,nada más, solo un beso. “vamos Tasia, no significa nada”Se limpió las
lágrimas con el puño de la manga y se miró en el espejo. Los ojos estaban
enrojecidos de haber llorado. Lo único que le apetecía era desaparecer, que la
tierra se la tragara y no aparecer nunca. Pero eso no iba a suceder. “Solo fue
un beso”. A lo mejor si lo seguía
repitiendo se convencería así misma. Suspiró pensando en David que seguía en la
puerta esperándola ¿ cuanto llevaba ahí?¿un hora? Y no se movía. Tenía que ser
más madura no iba a dejar de hablarle
por este incidente, ni se iba a quedar encerrada en la habitación de por
vida, así que hablaría con él, le dejaría las cosas claras y lo solucionaría.
-pasa- se
sorprendió de lo quebrada que le había salido la voz
Apenas lo dijo
él entró. Cerró la puerta con cuidado y al darse la vuelta sus miradas se
encontraron a través del espejo. El aire se volvió más denso y la electricidad
entre ellos se podía palpar, pero ninguno desvió la mirada.
-lo siento-fue
David quien rompió el tenso silencio
-¿ qué sientes?-
inquirió Tasia girándose para encararlo frente a frente, iba a decirle la verdad, nada de más juegos
- las palabras
que dije, no es lo que pienso realmente, ni nunca se me ocurrió que tú fueras
así
-¿entonces por qué ?
Él no contestó y
fijó su mirada en el suelo incapaz de seguir mirándola a los ojos.
La ausencia de
respuesta le dolió más que nada, ¿ qué estaba esperando una declaración de
amor? Una parte de ella, a pesar de que no quisiera admitirlo, tenía esa vaga
esperanza pero bien sabía que eso no iba a suceder .Solo esperaba una disculpa, que por una vez, David se
sincerara con sus sentimientos, solo una vez ,aunque no la amara, tan solo
quería saber que había dentro de su cabeza, ya que pedir conocer el interior de
su corazón era demasiado.
- ¡ ahora no
contestas !- le gritó enfadada, era la única manera de esconder lo que de
verdad sentía- querías hablar, ¡pues hazlo!
Tasia le dio la espalda al darse cuenta de que
pronto las lágrimas inundarían sus ojos. Se negaba a que él la viera llorando,
tenía algo de dignidad y ya había echo suficientemente el tonto en la biblioteca. Quería decirle lo que
sentía, de verdad que había querido sincerarse pero no era capaz, su orgullo le
impedía decir nada más.
-vete, por
favor, vete
-no
Antes de que
ella pudiera protestar David la encerró entre sus bazos abrazándola
fuertemente.
-he intentado
estar lejos de ti, no te haces una idea de cuanto ,pero no puedo- le murmuró
estrechándola aún más fuerte
Tasia no movió
ni un músculo, ni siquiera respiro, aturdida como estaba a las palabras de él.
¿ de verdad
David había dicho eso o solo había sido su imaginación? Se separó apenas unos
centímetros para mirarlo a los ojos. Esos ojos verdes que siempre la embaucaban
y la dejaban sin palabras.
-te quiero, te
quiero tanto que me duele-continuó él- y verte con él me hizo sentir...
-¿ celoso?- se
atrevió a preguntar ella
-sí, y mucho, y
para colmo me habla de que ibais a estar juntos y se me cruzaron los cables
-¿ cómo que
juntos?
-es lo que dijo
Daniel
Tasia no pudo reprimir el impulso y colocándole
las manos en las mejillas de David, lo atrajo hacia si y lo besó. David dejó de
hablar al instante en que sus labios se rozaron para dedicarse de lleno al
beso. Algo que con mucho gusto se dedicaría para siempre, si no hubiera sido
por los golpes que sonaban contra la puerta. Tasia se separó de él con
reticencia y suspirando fue abrir la
puerta, sin embargo antes si quiera de tocar el picaporte, David la
había envuelto entre sus brazos y su pecho para volver a besarla. Esta vez con
más deseo, como si no soportara separarse
de ella. Cuando los golpes se hicieron aún más sonoros que antes ,la
dejo ir. Tasia sentía las piernas como un flan y cuando la soltó tubo que
agarrarse a él para no caer al suelo, ese beso la había dejado no solo aturdida
sino que se había olvidado de como se llamaba y completamente ajena al alboroto
que hacía quien sea fuera.
-la puerta- le
susurró David al oído antes de morderle el lóbulo de la oreja y enviar un
escalofrío por todo el cuerpo de Tasia
-sí, eso... la
puerta
La abrió con
cara de pocos amigos esperando poder deshacerse de quien fuera para seguir con
David, pero se encontró con algo que no había esperado.
-¿Sherezade?