un beso y ya os dejo para que os leáis el capítulo. Espero que os guste.
-por Dios bendito ¿alguien me va a explicar qué es la Arena?-exclamó
Lidia captando de nuevo la atención de Carlos y Nathaniel
-según Carmen-intervino Tasia- es un prueba donde los
quince mejores Guardianes son encerrados en un recinto y luchan entre si bajo
la mirada de todos los demás alumnos, profesores y consejo
-es eso exactamente-añadió Carlos
-¿en serio?-preguntó la bruja incrédula, estaba
sonriendo- así que el consejo, dechado de virtudes que vela por el bienestar de
los Guardienes, hace que peleen entre ellos como si fueran ratas, interesante
Todos percibieron el sarcasmo de la bruja.
-¿cómo entran esos quince?-preguntó David rompiendo el
silencio, con Tasia entre sus brazos volvía a estar relajado y podía mantener
sus impulsos bajo control
-las pruebas-contestó Carlos, miró a Nathaniel y este
se dispuso a explicarlo
-durante la próxima semana se hacen diferentes
pruebas, fuerza, velocidad, combate, poderes y el circuito, los diez primeros
de cada prueba puntúan, los quince que más puntos consigan entran en la Arena
Lidia se sentó en la silla que había donde el
escritorio, desde ahí los veía a todos.
-¿cuándo comienzan la pruebas?-inquirió Tasia
preocupada
-dentro de tres días, -respondió Carlos-cada prueba se
hace un día diferente, una vez completada las pruebas y el recuento de puntos
entramos en la Arena
-vale-asintió Lidia cruzando una mirada con Tasia y
David-solo hay que pasar una cuantas pruebas, podemos hacerlo
-hay algo que no entiendo- comentó David con el ceño
fruncido- ¿por qué es tan importante ganar esa prueba? Antes no había
rivalidades entre los Guardianes, al menos entre los del mismo grupo
Fue Nathaniel quien contestó a la pregunta. Sus labios
se apretaron haciendo una mueca despectiva.
-becas, dinero, armas, hay muchos incentivos para
convencer a los alumnos, quien gana, elige, cualquier cosa que desees la
obtendrás
-yo no lucharía contra mis compañeros por ninguna de
esas cosas-replicó Tasia indignada
-tú quizás no, pero otros muchos sí-argumentó Carlos
tristemente. Él había pensado igual que Tasia, y creyó que la mayoría de los
Guardianes, no todos, pero si pensó que muchos se negarían. No fue eso lo que
sucedió- el primer año muchos se negaron, pero todos fueron expulsados, además
para conseguir algo entre los Guardianes tienes que ser le mejor, destacar
entre los demás, aunque para ello tengas que olvidar todos tus principios
-¿vosotros habéis participado en la Arena alguna vez?-
preguntó Lidia pensando en sus futuros adversarios
-Nathaniel-contestó Carlos por él
Tasia bostezó involuntariamente. El día había sido muy
largo, últimamente no paraban de suceder cada vez más y más cosas. Necesitaba
un sueño reparador y consultar con la almohada todas la información que había
recibido. David percibió su agotamiento y el momento justo en que sus músculos
empezaron a relajarse para acabar dormitando sobre su hombro. No quería
alejarse de ella, no sabía cuanto tiempo aguantaría este descanso. Pero ella
necesitaba recuperar las fuerzas.
Lidia miró el reloj sobre la mesa. Las 4:30. Luego vio
a Tasia dormida. Lidia luchaba por no cerrar los ojos al igual que su compañera,
crear el portal había absorbido mucha energía y ahora le estaba pasando
factura. Se concentró en escuchar a Nathaniel y Carlos que hablaban sobre la Arena
celebrada el año pasado. Pero no podía más.
-¿seguimos mañana?-preguntó levantándose de la silla-Tasia
no aguanta más- la usó como excusa ocultando su terrible cansancio
-claro- contestó Nathaniel, él había parpadeado varias
veces para mantenerse despierto.
David vio como Lidia se llevaba a Tasia. Carlos apagó
la luz y todo se quedó en silencio. Se metió en la cama, pero no durmió. Esperó
a que las respiraciones de sus compañeros se hicieran más pesadas y lentas. Cuando
creyó que estaban dormidos salió de la cama y se vistió sin hacer ningún ruido.
Abrió la ventana del baño, mostrando la luna en lo alto del cielo. Como bien
sabía el tirón dentro de su cuerpo no tardó en llegar. Fue tan doloroso como la
vez anterior. Subió encima de la ventana, miró el suelo cuatro pisos más abajo
y saltó. La caída habría sido muy peligrosa, incluso mortal para cualquiera que
saltara por ahí y llegara a impactar contra el duro asfalto. Pero él no tocó el
suelo. Desplegó sus alas con un suspiro de alivio, dejando de sentir una parte
del peso y el dolor que siempre ocultaba. Tan solo fue una pequeña porción de
alivio, pero eso era mejor que nada.
***
El despertador rompió el placentero silencio de la
habitación. Sus ocupantes, las seis. Saltaron sobresaltadas al oírlo, o al
menos eso hizo Tasia. Ante sus ojos vio como el despertador, que aún no había
dejado de sonar, levitó en el aire y de repente se estrelló contra el suelo. Ya
no sonó más.
-otro despertador - murmuró Zule escondiéndose debajo
de la almohada
-¿era el duodécimo?-preguntó Adelaida, quien ya estaba
levantándose de la cama y yendo hacía el cuarto de baño
-lo siento, ya sabéis que no lo controlo cuando estoy
dormida- se disculpó Carmen mirando los restos que quedaban del despertador
Tasia miró también el despertador roto y luego a
Carmen con los ojos como platos.
-procurare no despertarte nunca-dijo para si misma, imaginándose que ella podría
haber sido el despertador
Después de eso ,todas se pusieron en movimiento.
Ropas, peines, baño, gritos. En menos de una hora ya salían todas por la
puerta. Aún no había amanecido por lo que el aire que entraba por los balcones
del pasillo era frío. Apresuraron el
paso viendo como más Guardines salían de sus habitaciones y se dirigían en la
misma dirección que ellas.
-¿ a dónde vamos?- preguntó Tasia cuando dejó de ver
los balcones que daban al jardín central y pasaron por un pasillo de piedra
-al comedor-le contestó una de las gemelas, seguía sin
diferenciarlas- ahí anuncian el consejo y los profesores, las actividades o las
nuevas noticias,
-hoy nos darán las instrucciones sobre los
entrenamientos para la Arena-intervino la otra gemela, esta sonreía
abiertamente
Tasia asintió.
Lo primero que la impresionó fueron las enormes
puertas de madera, con bellos y elaborados dibujos grabados en ellas, le
recordaron a las que tenían las iglesias antiguas como algunas que había por
Granada y que tanto había visto.
Pero esa
impresión no fue nada comparada con la que se llevo cuando éstas se abrieron y
pudo ver el comedor por dentro. El techo
era el doble de alto que las puertas, un estrado justo enfrente ,donde ya estaba
reunido el consejo llamó primero su atención . Detrás de ellos no había pared,
tan solo un cristal que dejaba ver las grandes montañas que rodeaban el
internado. Las vistas eran preciosas. Giró la cabeza para observar el resto de
la estancia, ignorando por completo las miradas del consejo que ahora estaban puestas
en su persona.
Todo era tremendamente lujoso. Tapices con apariencia
antigua colgaban de las paredes, y las mesas de madera que ocupaban el comedor
tenían grabados como las puertas, solo había
dos mesas redondas y la de los
profesores y el consejo que era
rectangular ocupando casi todo el estrado.
-¿esto es el comedor?-preguntó en un murmullo
impresionada
Carmen soltó un risilla por la bajo.
-yo también me quede así la primera vez que lo vi,
pero luego descubrí que todo el internado es igual –dijo ésta- será mejor que vayáis
a sentaros, yo tengo trabajo-suspiró resignada y desapareció por un puerta que
había pasado desapercibida hasta ahora para Tasia
-Lidia está allí, vamos-exclamó Zuleica señalando a
una de las mesas
Se veía que las dos brujas de la oscuridad, Zule y
Ade, admiraban a Lidia. Esperaba que ésta no fuera demasiado brusca con ellas.
Tomó el asiento libre que había alado de Lidia, al
otro lado estaba David con los compañeros que había visto la noche anterior.
-todo bien lujoso
¿verdad?- comentó Lidia con una sonrisa torcida, su expresión no era de
agrado-tienen dinero de sobra pero prefieren malgastarlo en esto- y movió la
mano abarcando el salón- que en cosas más importantes
-¿cosas como qué?-preguntó Tasia frunciendo el ceño
Lidia no contestó. La Lemental del fuego miró en la
misma dirección que ella y vio salir a Carmen junto con más chicos y chicas
vestidos con uniforme, llevaban bandejas de comida en las manos.
-así es como pagan los que no tienen dinero la plaza
de este internado
Tasia no apartaba la mirada de Carmen, que en ese
momento servía la otra mesa. Apretó los puños con rabia.
-eso no es justo- dijo entre dientes, en ese momento
escuchó una de las bromas que iban dirigidas a otra chica camarera.
La chica no se inmutó y siguió colocando los platos de
comida en la mesa. Una vez terminada esa, se dispuso hacer lo mismo en la que
estaban ellos sentados. Había colocado uno de los platos cuando alguien le puso
la zancadilla y cayó al suelo. El ruido de platos rotos llamó la atención de
todos. Hubo un silencio corto. Y las carcajadas no tardaron en llegar. Tasia
echó la silla hacía atrás levantándose en el momento para ayudar a la chica que
no estaba muy lejos de ella. Estaba agachada de espaldas a los demás, por eso
no vio como Carmen dejaba lo que estaba haciendo para ir también ayudar,
tampoco vio como caía al suelo por culpa de otro que la había empujado, ni
siquiera se dio cuenta cuando uno de los cuchillos voló por el aire directo a
Adelaida. En cambio, Lidia sí que se dio cuanta de todo. La niebla que surgió
de su mano derecha y que se convirtió en una pared resistente contra la que
chocó el cuchillo salió casi inconscientemente, protegiendo así a la otra bruja
de la oscuridad. Esta vez no hubo risas cuando Lidia caminó lentamente hacía el
chico que había empujado a Carmen y con la misma niebla que antes era un pared
se transformó en una mano de humo que levantó al chico por el cuello colgándolo
en el aire. Lo estaba ahogando. Tasia y David reaccionaron al mismo tiempo.
Corrieron hasta Lidia para impedir que hiciera más daño al chico.
Mientras tanto varios profesores y participantes del
consejo también salieron disparados para detener a Lidia.
-déjalo, Lidia
La orden procedía de Alaya. Pero ésta ni siquiera la
miró. David la cogió de los hombros y la giró impidiendo así que siguiera teniendo
contacto visual con el chico. Al poco tiempo el humo negro desapareció y los
profesores atendieron al chico que miraba con miedo a Lidia. Todos la miraban
igual, era un recordatorio de la magia negra, la misma magia que tenía la
hechicera.
Elisa había aparecido sin previo aviso alado de sus
pupilos.
-llevárosla de aquí –les dijo a Tasia y David con voz
suave-, yo me encargaré de esto
.Miró a Lidia pero ésta parecía aturdida, sus ojos no
estaban calmados como siempre, sino que parecían aturdidos y en parte, asustados.
Eso la preocupó. El historial de Lidia en el
internado nunca fue bueno, pero una vez que se trasladó a la finca pareció
mejorar, no hubo más incidentes aunque su actitud y su carácter siempre fueron impredecibles.
De un tiempo para acá, todo se había vuelto más tranquilo, incluso vio como
poco a poco los tres se iban consolidando como grupo y aprendían a confiar
entre ellos. Forjando así una amistad. Esperaba que su nieta y David la
ayudaran, y que ella se dejara ayudar, al menos mientras estuvieran aquí. No
sabía por qué este sitio era tan dañino para Lidia, pero estaba claro que así
era, un día aquí y ya se había metido en serios problemas.