Tasia llevaba
sin montar en la moto de David desde que la invitó a comer en esa pizzería
hacía ya varios meses, parecía que había pasado todo un mundo desde entonces, y
prácticamente así había sido, dudaba seriamente de que jamás llegara a
experimentar tantas cosas en tan corto periodo de tiempo. Se agarró más
fuertemente a la cintura de David cuando este aceleró, cerró los ojos y
disfrutó de la sensación del aire golpeándole en la cara .Tenía que pedirle a
David dar más paseos como estos.
Una vez en
su casa David se quedó esperándola en el
portal mientras ella subía hablar con su madre.
-¿cómo qué te
vas toda la semana con tu abuela?, últimamente no pasas por casa tan solo para
dormir- fue lo primero que dijo su madre cuando le explicó que se volvía a ir
-mama, la abuela
siempre viaja mucho y aunque lleva aquí unos meses no sabemos cuando se volverá
a ir, quiero pasar todo el tiempo que pueda con ella- le dijo como excusa
- no hace falta
que estés todo el día fuera, ella puede quedarse aquí como siempre ha echo
-la abuela dice que aquí somos muchos y que no quiere
molestar
-pamplinas-replicó
Ana
-eso mismo le
dije yo, pero no me hace caso ya sabes lo cabezota que es , venga mama déjame
ir, solo estaré fuera diez días mientras
mis compañeros están de viaje
Su madre suspiró
algo contrictá y Tasia supo que iba ceder.
-de acuerdo,
pero me llamarás todos los días,
-me pasaré de
vez en cuando por casa no te preocupes
-eres mi hija me
preocupo hasta cuando sales a comprar el pan- le respondió su madre sonriendo-
pero aunque pases no se si estaré , comencé ayer a trabajar de nuevo
-¿ en serio?
- sí, una
antiguo amigo me llamó para que volviera al hospital como enfermera, ahora que
ya sois grandes tengo más tiempo para mi¿ te molesta?
-no digas
tonterías, me alegro de que vuelvas a trabajar en lo que te gusta, y seguro que
Érica también- se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla- voy a por
mis cosas
-hablando de tu
hermana ¿donde está? Me preocupa más ella con sus locas ideas que tú
-iba a venir
conmigo pero se entretuvo, ella también quiere quedarse con la abuela
- ah no, eso si
que no, a ti te lo permito porque no tienes clase pero ella si, además sus notas han bajado
considerablemente
“eso es decir poco” pensó Tasia contando que
le habían quedado cuatro
-eso ya se lo
dices tú, no creo que tarde en llegar – le gritó Tasia desde el pasillo
mientras iba hacía su cuarto
Metió en una
mochila lo más necesario, su ropa, sus pertenecías personales como el cepillo
de dientes, dejó un hueco para su Ipod y metiendo por último unos zapatillas de
deporte salió de la habitación. Se despidió de su madre con dos besos y un
fuerte abrazo y prometió llamar por la noche para hablar con su padre. Con la
mochila colgada de un hombro bajó las escaleras para reunirse con David que la
esperaba.
-¿y dónde
vamos?- le preguntó Tasia mientras se ponía el casco
-¿te gusta la
playa?
No le dio tiempo
a contestar porque él arrancó. Los dos se fueron . No se dieron cuanta de que
la madre de Tasia los miraba por la ventana sin saber si sentirse divertida o
preocupada. Se apartó de la ventana para coger el teléfono y llamar a Elisa,
tenía que asegurarse de que estaría con su abuela y no con un chico los diez
días enteros. Confiaba en su hija pero eso no quitaba que se preocupase,
además, cuando eres adolescente sueles hacer muchas locuras por amor, bien lo
sabía ella.
Tasia sabía que
llevaban mucho rato en la carretera pero no estaba cansada, ni mucho menos,
pero si no llegaban pronto acabaría dormida apoyada en la espalda de David, y
eso que el no iba lo que se dice lento, pero estaba tan agustito que no podía
evitar que se le cerraran los párpados.
-¿falta mucho?
-no, quince
minutos o así ¿ estas cansada?
-no, pero creo
que ya se donde me llevas
-¿donde?
Tasia no podía
verle la cara pero sabía que estaba sonriendo.
-a la calahonda,
la playa
-muy lista,
pequeña- le dijo el con satisfacción
Como David había
predicho no tardaron ni quince minutos en llegar. Tasia conocía la playa de
haber estado de pequeña con sus padres ,pero de eso ya hacía muchos años, antes
iban todos los domingos pero poco a poco fueron perdiendo la costumbre ,o por
el trabajo o por la simple pereza, para cuando nació Laura ya no iban nunca,
pero aún así no había cambiado ni un ápice.
Aparcaron la
moto al pie de la playa y David colocó los dos cascos sobre ellas.
-¿los vas a
dejar ahí?- preguntó ella refiriéndose a los cascos y la moto
-si ¿ por qué?-
David le cogió de la mano y tiró de ella para que comenzara a andar
- para empezar
ahí no se puede aparcar y si dejas los cascos cualquiera se los puede llevar
-no te
preocupes- le respondió sonriendo- Lidia uso un truquillo, ningún humano la
puede ver
-¿ y los seres
mágicos?
- ellos sí, pero
las brujas y magos son los que más abundan en la tierra y ellos no se acercan a
la playa, el agua salada altera sus poderes
-¿ de verdad?
Apenas se nada sobre la magia de las brujas, Lidia se niega a contarme algo-
dijo enfurruñada él le beso la frente para que dejara de arrugarla molesta –
espera, ¿por qué te ayudó? Me cae muy bien, no me malinterpretes pero Lidia no
hace las cosas por caridad
-fue.. um...
ejem intercambio- le contestó sin mirarla y sonrojándose levemente
Tasia lo miro
suspicazmente entrecerrando los ojos
-¿ qué clase de
intercambio?
-no tiene
importancia- le contestó él evasivamente
Tasia se paró en
seco y cruzó los brazos sobre el pecho.
-si no tuviera
importancia no estarías evitando la cuestión
David suspiró y
se sentó en la arena. Ella hizo lo mismo.
- ¿ has tenido
algo con Lidia?- le preguntó ella con el corazón en la mano,sentía una
torbellino en el estomago
-dios no,- rió
con ganas y al ver que Tasia suspiraba la abrazó – no me digas que pensabas
eso, Lidia y yo nos llevábamos bien y en cierta manera somos iguales pero nunca
tuvimos nada
-¿no me estas
mintiendo?- le preguntó insegura
- no tonta,
además aunque así fuera tú eres la única
a la que quiero ahora
Ella se
relajó a su lado. Se había llevado un
buen susto y no entendía porque, Lidia y David eran compañeros, al igual que
ella ahora, pero se veía incapaz de competir con la guardiana, ella era tan
guapa, tan segura de si misma que era difícil no sentirse insignificante a su
lado, pensar en ellos juntos era una imagen que no le gustaba para nada.
- lo mismo me
pasa a mi, solo te quiero a ti- le contestó ella y David la beso- pero aún no
me has dicho que intercambiasteis
-es una
tontería, veras para hacer conjuros se necesitan ciertas cosas, no se cuales
son pero siempre son indispensables,
-pero cuando
curó a Cintia no usó nada
-sí la usó lo
que pasa es que los elementos que lleva necesita los lleva siempre consigo, ¿
nunca te has fijado en el camafeo transparente que lleva del cuello? - Tasia
negó con la cabeza- bueno pues dentro del camafeo mezclo todos los elementos
necesarios más un poco de su sangre para que se conservara, para los hechizos
que tienes que usar mucha magia no sirve pero eso solo sucede en muy raras
ocasiones, por lo demás sí,¿ por dónde iba?
- los elementos
para el camafeo- le recordó Tasia
-ah, sí, el caso
es que para poder teletransportarse a cualquier hora del día, necesitaba algo
muy escaso y difícil de conseguir, ya que es antinatura que una bruja de la oscuridad use su magia de día, al menos en el nivel avanzado pero Lidia descubrió que una bruja de por aquí lo
tenía
-¿ pero para qué
te necesitaba a a ti?- preguntó Tasia sin entender la relación entre los
poderes de Lidia y David
- yo tenía que
seducir a la otra bruja y cuando no se lo esperase neutralizar sus poderes,
entonces Lidia le quitaría lo que necesitaba
-¿y aceptaste
solo para conseguir que hiciera la moto invisible cuando quisieses ?- exclamó
ella sin dar crédito a lo que decía
-no, yo accedí
porque ya le debía un favor y como todo salió bien y sin dificultades ella me
hizo eso en la moto como regalo, supongo que estaba demasiado contenta por
tener al fin su camafeo para hacer un regalo- contestó encogiéndose de hombros
“ y cualquiera
se resistía a un David seductor” pensó Tasia
-pero la bruja
no se cabreo, quiero decir, si eso se lo hicieran a Lidia pondría el grito en
el cielo
-cierto- admitió
él- pero la bruja era de bajo nivel y no pudo hacer nada, Lidia no entendía
como tenía algo tan valioso en lo referente a la magia de las magos una bruja
con tan poco poder
Aliviada de que
solo hubiera sucedido eso se levantó y se quitó las zapatillas. Sonriendole a
David comenzó a dar pasos hacía atrás alejándose de él.
- vamos a ver si
me pillas, angelito
- con que
angelito, en – replicó él levantándose y yendo tras ella.
Tasia corrió
hasta a la orilla mientras le provocaba y David no tardo en alcanzarla. La
cogió por la cintura, pero con el forcejeo de Tasia y las risas de él acabaron
cayéndose sobre la arena húmeda.
- vaya que
descuido- dijo él fingiendo inocencia y rodando con ella sobre la arena
llenándose de barro
- David para, me
estas llenando
-¿ a si? No me
había dado cuenta- pero paró quedando él encima con los codos apoyados en el
suelo y las manos bajo la espalda de Tasia para que no se clavara las pequeñas
piedras y las conchas.- no me sentía tan bien desde hacía mucho tiempo- le
confesó
Tasia le sonrió
acariciándole la mejilla.
- ni yo, no
deseo estar en otro sitio que no sea aquí contigo
Los ojos de
David brillaron como fuego verde antes de besarla. Los últimos rayos de la
tarde calentaban la arena, la piel de ambos tocándose, Tasia acercándolo más,
hasta quedar completamente pegados pero no era suficiente, quería más de él.
Sus labios se besaban sin control, las
manos no podían detenerse en un sitió acariciando todo lo que podían. David
dejó su boca y le besó los párpados, las mejillas, la mandíbula, el cuello.
Tasia sintió fuego en las venas apretó las manos en los bíceps de David y le
mordió en el hombro, no muy fuerte pero lo suficiente para que él lo sintiera y
soltara un gruñido. Una ola del mar
llegó hasta
ellos empapandolos, haciendo que recuperaran el control y recordaran que
estaban en una playa pública donde cualquiera podía pasar.
-no se que haces
conmigo- dijo Tasia- pierdo el control y me olvido de todo
-tú tienes el
mismo efecto sobre mi, no puedo evitar tenerte cera y no besarte- la beso despacio
en los labios- no tocarte- y le acarició el cuello con los nudillos- no
estrecharte junto a mi para que te quedes conmigo siempre- y la abrazó más
fuerte
Otra ola los
volvió a bañar, y aunque con desgana ,ambos se levantaron. El sol se veía en el
horizonte anunciando la llegada de la noche y con esa imagen los dos decidieron
volver.