-Esta es tú habitación-dijo uno de los profesores a
Tasia
-¿por qué no puedo dormir con mis compañeros? Además
quiero ver a mi abuela-protestó mientras él la empujaba hacía dentro, era un
habitación común con seis camas más
-Elisa aún tiene mucho que discutir con el consejo,
vosotros no hacéis nada allí
-no me has contestado a la otra pregunta
El hombre la terminó de meter y le pasó una mochila
que su abuela le había preparado.
-no hay sitios, habéis aparecido sin aviso- le
recriminó- os meteréis donde podáis- y le cerró la puerta en sus narices.
Tasia se dio la vuelta y observó la estancia. Era
bastante espaciosa, un ventana justo enfrente y tres literas de dos camas cada
una, había tres armarios en el lateral izquierdo y un baúl a los pies de cada
litera. Suspiró sin saber como se sentía. Cansada, asustada, emocionada, el
cúmulo de emociones era tal que se sentía mareada y sin fuerzas. La luz de la
habitación se encendió y Tasia se encontró con cinco pares de ojos
observándolas.
-¿eres la Lemental?-le preguntó la niña más pequeña,
tendría unos siete años.
-sí
-¿cómo te llamas?-preguntó la niña de la cama de al
lado, eran iguales, gemelas rubias de ojos marrones con tonos grisáceos
-Anastasia, pero todos me dicen Tasia- sonrió algo más
relajada-¿vosotras?
-Alicia y Esther, -contestaron las dos a la vez – ella
es Carmen -y señaló a la chica morena de la cama de arriba, era más mayor que
las gemelas, tendría más o menos la edad de Tasia-y las otras dos son Adelaida
y Zuleica,
-no me llames Zuleica- añadió -Zule, a secas
-a mi me llamen Ade, nada de Adelaida
Tasia asintió. Estaba en una habitación con dos
gemelas de siete años, otras dos de unos catorce años que no les gustaba su
nombre, esas dos la miraban con enfado. Y la última, de pelo negro rizado, que
parecía entender en la situación en que se encontraba Tasia y le dedicaba una
sonrisa tranquilizadora.
-aquí estamos las que sobramos-le dijo Carmen
sonriendo con ironía- a tu amiga le
habrán echo igual, seguro que ha caído en el cuarto de Ainoha-comentó más para
si que para Tasia
Las gemelas contestaron a la vez.
-seguro
-tu cama es la de abajo de la mía-siguió explicándole
Carmen- espero que nos cuentes por qué estás aquí ,pero ahora es mejor dormir,
dentro de un par de horas nos levantaran para los entrenamientos
-vale, gracias-contestó Tasia sentándose en la cama y
mirando en la mochila para ver que le había traído su abuela.
No acaba de ponerse el pijama cuando Lidia apareció
delante de sus narices. Tasia miró la sombra por la que había entrado, era la
de la pata de la cama. Daba escalofríos solo pensar como podía viajar por las
sombras. Las demás chicas de la habitación tampoco estaban acostadas y se
quedaron mudas al verla aparecer.
-me a costado encontrarte ¿sabes?- se quejó Lidia con
los brazos en jarras sobre su cintura-he tenido que mirar habitación por
habitación y ahí muchas,odio este sitio
Tasia miró a su alrededor.
-no parece estar tan mal
-¿qué no? No puedo salir de mi cuarto
La Lemental del fuego arqueó una ceja divertida.
-¿y qué haces aquí sino puedes salir?
-bah,-contestó bufando y dando vueltas por la
habitación
Las nuevas compañeras de Tasia seguían mirando a Lidia
totalmente fascinadas.
-¿puedes teletranportarte por las sombras?-preguntó
con admiración Adelaida,
-por supuesto-respondió Lidia ofendida- ¿quién te
crees que abrió el portal para venir aquí?
Adelaida y Zuleica saltaron de la cama poniéndose
delante de Lidia.
-enséñanos, somos brujas de la oscuridad, pero nuestro
poder es muy limitado-le pidió Zuleica- aquí en el internado no nos dejan
experimentar con nuestros poderes-la última frase la dijo susurrando-dicen que
es peligroso, que podemos corrompernos por dentro como la hechicera
Lidia y Tasia cruzaron una mirada. Esa frase decía
mucho de los que ocurría en esa escuela.
-¿qué poderes tenéis las demás?-preguntó Tasia
-telequinesia-contestó Carmen, sentándose en la cama y
dejando colgar las piernas por fuera
-nosotras somos nigromantes-dijo Esther ¿o era Alicia?
-¿nigromantes?¿despertar a los muertos?-inquirió Tasia
respirando con dificultad ¿esas niñas tan dulces podían despertar a los
muertos?¿podía volver a ver a su abuelo?
Lidia le lanzó una mirada de advertencia.
-ni lo pienses, siempre hay que pagar un precio muy
alto por despertar a los muertos de su sueño eterno, es algo antinatural-le
explicó Lidia leyéndole el pensamiento- los nigromantes más que nada ayudan a
los espíritus ligados a la tierra a cumplir su misión y poder descansar en paz
-exacto- contestaron las niñas rubias, de nuevo a la
vez, seguían sonriendo y Tasia notó como el pelo de la coronilla se le erizaba,
daban escalofríos
-¿y la magia negra es más peligros que...que ser...nigromante?
Adelaida intentó ocultar su cara triste pero Tasia la
vio.
-sí, la hechicera es una amenaza constante, enseñarnos
niveles avanzados de nuestra magia les de miedo al consejo, temen que nos
cambiemos de bando
La boca de Tasia cayó abierta. La cabeza le daba
vueltas y se dejó caer en la cama.
-se supone que esto es una escuela ¿no?-murmuró
acostada mirando la cama de arriba
-es lo que ahí-comentó Lidia sin inmutarse, ya sabía
lo que había en ese internado
Las gemelas dejaron de prestar atención en la
conversación. Se miraron las dos entendiéndose sin palabras, como siempre
ocurría. Los ojos se le aclararon hasta volverse grises mientras miraban el
nuevo espíritu que se coló en la habitación. Alicia le sonrió porque ya lo
conocía, era un fantasma que vagaba por el internado desde hacía 78 años.
Alicia se hizo amiga en nada, era muy divertido y le gastaba bromas a los demás
alumnos. Esther fue al contrario, era más reservada y seria, el fantasma tenía
que terminar su misión en la tierra pero cada vez que intentaba ayudarlo este
se negaba o la ignoraba, dedicando su atención Alicia.
-oh,oh-dijo Carmen haciendo que todas las demás la
miraran-las gemes están con otro fantasma
Tasia gimió y se levantó mirando hacía todos
lados.¿había un fantasma en el cuarto?
Alicia soltó un risilla cuando el fantasma se sentó
encima de Tasia traspasándola.
-bueno me voy-dijo Lidia-que duermas bien Tasia
-¿qué duerma con un fantasma a mi alrededor?-su voz
sonó como un graznido muy poco sutil
Lidia se encogió
de hombros.
-creo que iré a ver que se cuenta David, a lo mejor me
puede explicar que es eso de la arena, tenemos que participar
-¿vais a participar en la arena?-preguntó Ade
-sí, y ganaremos-afirmó Lidia antes de desaparecer
-sea lo que sea la arena-murmuró Tasia mordiéndose una
uña. Miraba el espacio en blanco donde antes había estado Lidia, ella no estaba
tan segura de si misma como para afirmar que ganarían a todos los demás
Guardianes ,y encima, en algo que no conocían. Había dicho que iba a ver a David.
Debería haberle pedido que la llevara con ella, no había podido hablar con
David cuando salieron de la sala de reuniones.
-bueno-suspiró- ¿quién quiere explicarme que es la
arena?
***
Lidia cerró los ojos recordando cada detalle de las
habitaciones de ese internado. No sabía de donde había sacado tan buena memoria
pero desde luego era algo que agradecer, no tenía ganas de quedarse atrapada en
un pared. Eso nunca salía bien. Bueno,hora de prestar atención por donde iba. A
mirar las habitaciones.
Esta no.
Esta tampoco.
Ostias ¿dónde me he metido?¿el cuarto de
limpieza?Siguiente.
No.
Espera. Volvió a la estancia anterior y encontró a
David con dos niños más. La habitación
estaba toda iluminada y ellos bromeaban y reían. Salió por la sombra del
armario de espaldas a David. Sonrió cuando los dos compañeros se quedaron
blancos mirándola. El silencio se hizo de repente y David se giró a mirarla.
-chicos esta es Lidia-presentó David resignado, sabía
que era ella incluso antes de darse la vuelta-Lidia, estos son Nathaniel y
Carlos
Carlos seguía algo sorprendido, pero el otro ya se
había recuperado y esbozó una sonrisa lenta y sexy. La chica que había
aparecido ante sus narices no estaba nada mal.
-¿por qué tú habitación es más grande y sois
menos?-preguntó Lidia observando la enorme estancia decorada en tonos dorados y
azules. Tan solo había tres y camas y era fácilmente el doble de grande que la
suya y la de Tasia.- no me lo digas, enchufados
Carlos y Nathaniel pusieron mala cara al escuchar ese
comentario. David rió.
-sí,-contestó David- sus padres son dos de los grandes
patrocinadores del internado
-¿y tú?
-gané una apuesta y me quede con la habitación,¿ qué
haces aquí?-preguntó cambiando de tema
Lidia recorrió la habitación a paso lento, no le pasó
desapercibida la mirada de Nathaniel clavada en ella. Lo ignoró.
- la arena ¿qué es?
David fue a responder cuando sintió un tirón desgarrador en su interior. Contuvo
le gemido de dolor para que los demás no se percatasen. Cerró los ojos.
Respira. Expira. Respira. Eso no funcionaba. El segundo tirón fue aún más
doloroso. Había esperado demasiado y su otro lado estaba luchando por salir.
Ahora no podía. Los ponía a todos en riesgo. Tasia. Necesitaba a Tasia. Era
irónico que hubiera intentado alejarse de ella para no hacerle daño, y que tan
solo ella fuera capaz de apaciguar su peor lado. Y es que a pesar de toda
lógica, su alma oscura la quería tanto o igual que su lado bueno.
-Tasia-dijo intentando que su voz sonará normal
-cierto-contestó Lidia sin darse cuanta, al igual que
el resto de los presentes, de la tormenta interior de David- debería estar
presente, ahora vuelvo
Lidia desapareció.
-tu amiga- comentó Nathaniel recostándose en la cama
con los brazos en la nuca-me gusta
David ni siquiera lo escuchó. Un zumbido agudo
taponaba sus oídos. Los temblores comenzaron por sus manos y tubo que agarrar
la colcha con fuerza para controlarse. Aguanta un poco más.
Sus compañeros seguían hablando sobre Lidia cuando
esta apareció de repente con Tasia agarrada a su brazo. Se callaron
abruptamente al verlas.
-¿alguna vez te acostumbras a esto?-La Lemental del
fuego se llevó la mano a la frente luchando para que su estómago retuviera lo
último que había comido
-creo que tú no lo conseguirás-le respondió Lidia
mostrando su diversión
A diferencia del resto de los presentes en la
habitación, Tasia no tardó en darse cuenta de que algo le ocurría a David.
Abrió la boca para preguntarle que le sucedía, preocupada por la palidez de su
cara y el sudor que cubría su frente, pero en ese momento él levantó la vista
hacía ella. Tasia se asustó al ver el verde de sus ojos brillar tan
intensamente. La única vez que los había visto tan brillantes fue en la biblioteca, con su primer beso.
Pero aquella vez no había sido ni una décima de lo que ahora reflejaban. Desvió
la mirada antes de que los demás se percataran, pero Tasia vio la suplica
silenciosa. Se acercó a él con rapidez poniendo las manos en sus mejillas
-¿qué te pasa?-le preguntó con el corazón en un puño
Lidia estaba discutiendo con los dos compañeros de
David por algún comentario que habían dicho y no se daban cuenta de lo que
sucedía al rededor. Para Lidia era normal verlos juntos, y es que desde que se
conocieron apenas se separaban. La bruja sabía que ellos ni si quiera se daban
cuenta, pero si uno se sentaba en el sofá, el otro acaba a su lado, si uno
salía de la habitación a por algo, el otro desaparecía detrás de él en pocos
minutos. No le entraba en la cabeza como habían tardado tanto en dar el paso
adelante. Por eso cuando David negó suavemente con la cabeza y se sentó con la
espalda apoyada en la pared y Tasia acabó entre sus brazos con la espalda
apoyada en su pecho, no se extrañó. Nathaniel y Carlos, por el contrarió,
cortaron la conversación de golpe mirándolos con autentico asombró. Mucho más
del que habían experimentado al ver aparecer a Lidia de repente. En el tiempo
que estuvo David en el internado nunca lo vieron con una chica agarrados de esa
manera. Nunca.