-remolinos, tornados y ahora caídas, ¿no se puede
pasar de un sitio a otro de forma sencilla?-se quejó Tasia mientras David la
ayudaba a levantarse. Como no, ellos dos habían caído elegantemente sobre el
suelo.
Todo estaba oscuro. Lo único que sabía Tasia es que el
suelo estaba echo de un roca muy dura y que David y Lidia estaban a su lado.
-no estamos solos- murmuró Lidia
Tasia se giró hacía su voz aunque seguía sin poder
verla ¿cómo lo sabía? Tasia no era capaz ni de ver donde pisaba. El murmullo de
Lidia rebotó en el lugar repitiendo la misma frase una y otra vez, había eco
allí dentro. En ese momento antorchas de fuego empezaron a encenderse a su
alrededor hasta formar un circulo. Cada una de ellas sujeta por un hombre o mujer. Había de todo tipo de
edades y nacionalidades. Todas las miraban estaban puestas en ellos y ninguna
era lo que se dice amable. Y siguieron ahí parados sin decir nada.
-em..¿hola?-tanteó Tasia, le incomodaba el tenso
silencio y el escrutinio de todos los presentes
-¿cómo osáis usar el portal sin la aprobación del
consejo? -rugió el hombre que tenían justo en frente, apenas era unos centímetros
más alto que Tasia pero los miraba como si fuera el mismísimo rey y ellos un
insecto al que pretendía aplastar con su zapato. La cabeza estaba
orgullosamente alzada haciendo que su enorme nariz aguileña destacara aún más.
Vestía un pijama de rayas y por mucho que lo intentara no atemorizaba lo más
mínimo. Tasia se mordió el labio para no reír.
David dio un paso adelante captando la atención de
todos y se presentó.
-soy David Gavira y ellas son Lidia Caratella y
Anastasia Garcia, estamos bajo la tutela de Elisa Ortiz y venimos para hablar
con el consejo, tenemos cierta información que podría interesarles
-si eso es así, ¿por qué estáis vosotros aquí y no
Elisa?-preguntó el hombre que había en frente ,el cual David había reconocido
como Miguel Alcalá él estaba al mando del consejo en esos momentos
-Elisa aún no ha decidido que hacer respecto a lo que
hemos descubierto- no quería meter en problemas a Elisa, ella solo intentaba
protegerlos
-este no es lugar para hablar- dijo la mujer que había
al lado de Miguel ,se dio la vuelta y los miró por encima del hombro- seguidme,
Cameron, Jeray despertar al resto del consejo y volver a vuestras camas,
decirles que nos reuniremos en la sala menor
Todos se dispusieron a obedecer las ordenes. Tras la
mujer salió Miguel y dos más, detrás de ellos David, Lidia y Tasia,
guardándoles las espaldas el resto de guardianes que se habían reunidos en la
sala. Subieron unas escaleras en forma de caracol, no estaba bien iluminado y
solo veían gracias a las antorchas que llevaban los demás. Abrieron otra puerta
y siguieron subiendo. Cuando Tasia pensaba que nunca dejarían de subir
escalones, la mujer abrió una puerta más, esta vez era una de madera antigua
mucho más pesada que las anteriores. Salieron a un pasillo muy amplio, a la izquierda
había más puertas y muchas de ellas abiertas con niños de todas las edades y
vestidos con pijamas asomados e intentando averiguar que había despertado al
consejo a tan altas horas. A la derecha una barandilla de piedra, al igual que
el resto del edificio, daba a un patio central, se encontraban en el segundo
piso y Tasia logró echar una ojeada al patio o al menos a la fuente central. El
edificio estaba construido al rededor de ese patio con la barandilla rodeando
la segunda planta entera y habitaciones en toda la planta, desde ahí también
podía ver las dos torres traseras que estaban unidas al edificio. “dios mio
¿dónde nos hemos metido? Pensó Tasia observando con horror las enormes torres.
No pudo ver mucho más porque la obligaron a seguir el paso de los que iban por
delante, pero sí que se puso nerviosa debido a las miradas de todos los
integrantes de ese sitio. David no tardó en notarlo y se aflojó el paso
poniéndose a su lado. La agarró de la mano para darle fuerza.
-que no vean que les temes- le susurró al oído sin que
ninguno más lo escuchara.
Tasia tragó saliva y observó la seguridad con la que
andaba David, iba tranquilo como si estuviera dando un paseo por el parque y no
como si estuvieran casi rodeados por guardianes, hubieran infligido un regla al
usar el portal sin permiso, hubieran desafiado a su abuela y engañado a todos
con los que vivían y ni siquiera sabían que les iba a pasar. Comparó la
tranquilidad de David con el desafió en la mirada de Lidia, andaba con la
cabeza en alto y con su habitual expresión de mala leche, nadie creería que
estaba nerviosa o asustada. Tasia dio un fuerte respiró y cuadró los hombros.
Si ellos podían hacerlo ella también.
Llegaron a una sala amplia y espaciosa, una mesa cuadrada de madera
oscura ocupaba el centro de la sala, esta sí estaba iluminada con una lampara
de telaraña colgada del techo, dos ventanas, una a cada lado de la
estancia y un tapiz en el centro de esta
era el único mobiliario. La mujer que iba en cabeza se sentó en la silla del
centro, Miguel a su derecha y otros dos en su lado izquierdo. Obligaron a los
tres jóvenes a sentarse en frente. Nadie dijo nada hasta que dos mujeres y otro
hombre más entraron y se situaron junto a sus compañero del consejo. Siete en
total. Sobre sus hombros caía la responsabilidad de todo lo que les sucedía a
los Guardianes.
-¿qué ha pasado?-preguntó el hombre que acababa de
entrar-¿se ha abierto el portal?
-sí, y me gustaría saber que es eso tan importante que
tiene que decirnos estos tres niños para desobedecer una norma que todos los
Guardianes conocen- era Miguel quien había hablado de nuevo
Tasia se abstuvo de comentar que ella no. ¿Por qué no
se lo había dicho nadie? Ni siquiera su abuela.
-sabemos el lugar donde se esconde la hechicera-dijo
Lidia sin preámbulos, desde luego ella no era de las que se andaban por las
ramas.
Un tensó silencio y luego murmullos y conversaciones
entre ellos. Sus caras no podían ocultar la sorpresa. No se esperaban esas
palabras.
-¿cómo es posible?-preguntó la mujer que habían conocido
al principio
-las hadas,-contestó David sin pestañear, se esperaba
esas reacciones
-mentira- exclamó
Miguel levantándose de la silla- las hadas no ayudan a los humanos
Los tres Guardianes cruzaron una mirada. ¿No sabían
nada de que habían viajado a la tierra de las hadas?¿ De que habían traspasado
el muro y visto el inframundo?¿Por qué
Elisa ocultaba todo lo que habían echo hasta ahora?
-no se puede pasar- se oyó la voz de un hombre en el
pasillo
-quitese de mi camino
-no puedo
-he dicho fuera de mi camino ¡ahora!
Tasia reconoció la voz. Su abuela.
No hubo más palabras ,la puerta fue arrancada de los
bisagras y voló por las cabezas de todos los reunidos hasta que cayó al suelo
formando un enorme estruendo. Elisa no tenía ese poder, pero Alaya, quien estaba
a su lado sí.
-gracias-dijo Elisa en medio del silencio a su
amiga-bueno para empezar, hola a todos, no vamos a entretenernos con
formalidades- andó con la cabeza bien alta y se sentó en una de las sillas,
estaba totalmente tranquila- mis pupilos no mienten, las hadas accedieron a
ayudarles y sí, saben donde esta la hechicera
Marcus entró en ese momento con un guardia en el
hombro. Lo tiró al suelo. Estaba inconsciente.
-lo siento- se disculpó sin mostrar ninguna emoción en
el rostro- tuvimos problemas para llegar aquí
El consejo estaba demasiado aturdido por todo lo que
estaba sucediendo para poder responder. Todos menos la mujer sentada alado de
Miguel que se esforzaba por ocultar la sonrisa.
-hermano, eso no son modales- comentó la mujer
Marcus sonrió y esta se levantó para darle un beso en
la mejilla.
- Carina
Tasia se quedó mirando a los hermanos embelesada. No
se parecían en nada. Ella tenía la piel oscura casi como el café, Marcus no.
Carina, como la había llamado, tenía el pelo y los ojos marrón , Marcus era
moreno de ojos negros. Es que no tenían ninguna similitud.
Y aunque entre ellos no se parecían Tasia si sacó las
semejanzas entre la mujer y otra persona. Ella era la madre de Dani.
Los seis
restantes parecieron recuperar el sentido poco a poco pero fue Miguel quien
empezó el alboroto.
-¿cómo os atrevéis? No tenéis ningún derecho a
irrumpir así
-error-contestó Elisa mirándose las uñas,luego plantó
su marida más dura en él- soy la esposa de Edward ¿o ya te has olvidado? Tengo
tanto o más derecho que tú a estar aquí e irrumpir como me plazca
Tasia no podía creerse que su abuela hubiera dicho
eso. Elisa estaba en faceta Guardiana cabreada. Tasia solo conocía la faceta
abuela, abu. Miguel indignado enrojeció hasta las puntas del pelo y temblaba de
rabia.
Lidia no exteriorizaba nada mientras observaba a todos
los presentes con interés calculado , aunque
se sentía nerviosa por la situación, estaban pasando cosas que escapaban
de su entendimiento y eso no le gustaba. Por otro lado tenía que resistir las
ganas de reír, ese Miguel era todo un espectáculo, aunque no se dejaba engañar,
ese hombre era más peligroso de lo que aparentaba.
-¿por qué nos nos informaste de que sabías el paradero
de la hechicera, Elisa?-preguntó una mujer rubia que se sentaba en la esquina
final de la mesa, su mirada no mostraba odio ni simpatía, simplemente
curiosidad
-no sabía que hacer, David, Lidia y Tasia son
excelentes Guardianes y querían ir en su busca
-ese es su deber-añadió Carina que seguía situada de
pie al lado de Marcus
-sí-afirmó Elisa mirándola-pero la hechicera no es un
simple trabajo de Guardianes como detener a duendes que abusan de sus
habilidades o mantener que el secreto de la magia no salga a la luz, para
enfrentarse a la hechicera hace falta...-dejó la frase sin concluir, no podía
admitir que era al miedo, más que cualquier otra cosa ,lo que había influido en
su decisión.
-en eso tienes razón-accedió la mujer rubia
recostándose en la silla- para enfrentarse a la hechicera deben ir los mejores
Guardianes
Miguel que ya se había vuelto a sentar tubo una idea.
Sus ojos brillaron ante la oportunidad que le habían puesto al alcance de la
mano. Su método de entrenamiento, la arena, sería perfecto para demostrar quien
era el mejor. Conseguiría que todas las habladurías que habían surgido respecto
a su juicio para mantener y entrenar a los Guardianes desaparecieran.
-cierto, tendremos que elegir a los mejores para esta
misión- comenzó a decir lentamente sopesando cada palabra para convencer a los
demás, este último año habían surgido dudas entre el consejo sobre la arena
-¿y cómo sabrán cuales escoger?-inquirió Lidia,
necesitaba ir a esa misión
Miguel sonrió
-mediante la arena,
Todos comenzaron a opinar en voz alta.
Alaya estaba situada detrás de Elisa con las manos
apoyadas sobre el respaldo de la silla. Agarró con fuerza la madera al escuchar
la última frase de Miguel. Ese no era el modo. Había muchas más desventajas que
ganancias con es uso para calificar a los Guardianes.
-¿ qué es eso de la arena?-preguntó David,las
opiniones de los presentes, unas en contra y otras a favor, de lo que había
dicho Miguel capto su curiosidad, no debía de ser nada bueno cuando Elisa se
oponía con tanto ímpetu.
-eso es una barbaridad, más típico de la edad media
que del siglo en que vivimos-adujo Elisa
-ya hemos comprobado que enfrentar entre si a los
Guardianes no da buenos resultados-añadió otro hombre más mayor
-pero los hace más fuertes, es lo que
necesitamos-replicó otro del consejo
Miguel cruzó las manos sobre la mesa contento por el
debate.
Al ver que la discusión seguía y no llegaban a una
acuerdo Carina optó por llamar la atención sobre si misma. Ella no tenía
poderes pero no por eso era un ratón indefenso. Cogió la pistola que Marcus
tenía en su cinturón y disparó hacía el techo. Había conseguido captar todas
las miradas. Volvió a colocar el arma en su sitio. Varios trozos de madera y
tejas cayeron a escasos metros de ella, demostrando que había causado daños al
tejado. Paso por encima de ellos sin prestarle la menor atención y se detuvo
cuando llegó a la mesa.
-los que opináis que es una aberración la arena,
tenéis razón , yo opino igual-se escucharon murmullos de protesta pero ninguno
alzó la voz
-¿pero?-dijo Alaya
-pero...en este caso... es lo que necesitamos
-no se hable más- la interrumpió Miguel satisfecho-,
se prepara la arena como los años anteriores
-no he terminado de hablar-replicó Carina convirtiendo
sus labios en una fina linea-ahora es necesario, pero las anteriores veces no,
quiero eliminar esa practica, a no ser, como en este caso ,que sea
estrictamente necesario
-¿cómo?- preguntó Miguel perplejo, paso la mirada por
todos los demás y para su horror vio que muchos estaban de acuerdo-¡no!-negó
con ferocidad-yo soy el jefe sin mi consentimiento no podéis anularlo
Elisa esbozó una sonrisa y cruzó una mirada con Alaya.
Luego miró a Carina, era mucho más joven que ella, tendría la edad de su hija
Ana pero era una de los pocos que allí residían en los que se podía confiar.
Buscaba el bien de los Guardienes por encima de todo, y aunque no estaba de
acuerdo con lo que acaba de afirmar, tenía que admitir, que en parte llevaba
razón, era necesario conseguir a los mejores Guardianes.
Uno de los participantes del consejo que también
estaba en contra a las ideas de Miguel dijo lo que todos estaban pensando pero
que no se atrevían a decir.
-si el resto del consejo opina al contrario que el
jefe, su voto será anulado, la votación tiene que ser unánime, si esto ya a
sucedido con anterioridad, que no es el caso, o vuelve a suceder ,se
cuestionará entre todos que dicho jefe sea relegado de su cargo-silencio en la
habitación-votemos
Lidia, Tasia y David, todavía sentados juntos seguían
aturdidos y perplejos. Cuando decidieron venir a pedir ayuda al consejo no se
esperaba que ocurriera todo esto. La mitad de las cosas que habían dicho no las
entendían. Pero algo importante estaba sucediendo. ¿Qué era la arena? Elisa y
Marcus apenas les habían explicado los asuntos entre el consejo. Lo que Lidia
conocía era bien poco, pasó apenas una semana viviendo en el internado. Debería
haber seguido allí, aprendiendo con aquellos que sus padres enviaban a ser los
mejores Guardianes o los que no tenían otro sitio a donde ir, pero era
demasiado problemática. Todos los profesores estuvieron de acuerdo en enviarla
a una de las casas particulares de enseñanza. Con un compañero perfecto sin
ninguna mancha en su expediente. David. Desde ese momento no volvieron a saber
nada sobre el consejo. Y aunque ella conocía poco sobre las reglas de los
Guardianes y sus normas ,sabía que para Tasia todo eso era totalmente nuevo.
Elisa no había querido mencionar al consejo excepto lo imprescindible, no
entendía el por qué de esa decisión pero la respetaba. Elisa era un persona que
se había ganado su confianza y la había ayudado en muchas ocasiones.
Comenzaron las votaciones. Uno por uno fueron
levantándose y pronunciando las palabras en contra de la arena como método de
calificación para los Guardianes. Los seis pronunciaron las mismas palabras.
Hubo uno que dudo, tensando todos los nervios de los presentes pero al final su
voto fue en contra. Para aquella decisión hacia falta el voto de un
representante de los profesores. Alaya votó por ellos.
-en contra- su voz sonó firme y segura
-la decisión ha sido tomada, y será respetada-finalizó
la mujer rubia de la esquina-ahora vuelvan todos a sus camas
Muy interesante el capítulo :D
ResponderEliminarLo de la arena suena peligroso, pero ya se verá qué pasa con eso ^.^
Espero el próximo!
Un beso!
gracias como siempre por tu comentario... estos capitulos son algo mas relajados pero tranki que lo compensare mas adelante ;)
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