miércoles, 29 de junio de 2011

FUEGO-capitulo 1,empiezan las sombras

“¿Donde están? Otra vez he vuelto a perder las llaves” se decía así misma Tasia mientras buscaba por la habitación. Volvió a mirar en el cajón del escritorio por tercera vez y al no encontrarlas, bajo desesperada al salón.

-mama¿ has visto mis llaves?
Su madre, un mujer de mediana estatura de pelo castaño caoba como el de su hija y ojos caramelo se giró hacía ella. Tenía treinta y siete años y desde que Tasia nació dejó su trabajo como enfermera para dedicarse completamente a su familia.
-¿has mirado en la mesita de la entrada?-
-si, y no están- le contestó frustrada
-piensa que hiciste con ellas- le comentó su madre sin darle importancia, su hija no perdía la cabeza porque la tenía sujeta que si no...
-las guarde en el cajón de mi escritorio y ahora no las veo- le explicó
-pues no las pondrías ahí-  contestó tranquilamente su madre a la vez que se encogía de hombros
-siempre las pongo en el mismo sitio y ¿Laura? seguro que las a cogido ella, no ,retiro eso, seguro que las tiene Érica
-no eches la culpa a tus hermanas- le reprendió su madre
Sus hermanas eran dos verdaderos trastos, más bien el trasto era la pequeña Laura , tenía cinco años y estaba más mimada de lo normal, sin embargo, Érica de dieciséis años, solía cogerle sus cosas y luego no tenía  idea de donde las dejaba.
Su madre se levantó y fue hacía la cocina mientras Anastasia registraba el salón en busca de las llaves.

-Anastasia- la llamó su madre
Esta se levantó  de debajo de la mesa tan rápidamente que se dio con la esquina de madera. Con una mano sobre la cabeza intentando masajearse el sitio dolorido  la miró.
-¿Que?
-¿no son estas tus llaves?- le dijo irónica
Miro el manojo de llaves de colores con llaveros de todas clases que tenía, Ana, su madre, en las manos.

-si, ¿donde estaban?- le preguntó contenta
-en el cajón de los cubiertos
-¿que hacían ahí?- la miro extrañada sin entender porque  estaban ahí pero no tenía ganas de darle vueltas al asunto
-eso me gustaría saber a mi, ten más cuidado con tus cosas
-si, mama
Le dio un beso, cogió las llaves y salió

-me voy-dijo cerrando la puerta
-no llegues tarde, mañana tienes clase
Fue directamente a casa de su mejor amiga, Cintia, que  vivía un par de calles más abajo. Se conocían desde que iban en pañales y se habían peleado en muy pocas ocasiones , para Tasia ella era como otra hermana más y sabía que Cintia sentía lo mismo ya que era hija única y pasaba casi todo el tiempo con ella. Empezó a escuchar una canción a todo volumen de una de las casa y supo al instante que era su amiga la que tenía puesta la música. No tardo en llegar a la puerta y llamar con fuerza para que la escuchara a través de tanto ruido, pero al parecer fui inútil. Sacó el móvil y le dio varias llamadas perdidas haber si se daba cuenta de que tenía a su mejor amiga esperando en la puerta. Un minuto después la puerta estaba abriéndose para darle paso a una casa muy grande y decorada lujosamente.

-llegas tarde-dijo Cintia haciendo una mueca de reproche, pero sus ojos negros brillaban de diversión.
-llevo un rato esperando que me abras
-mentirosa, no llevas más de treinta segundo
Riendo, las dos entraron en la casa para que Cintia terminara de peinarse.
-vale ya se que llego tarde, es que he vuelto a perder las llaves- dijo rodando los ojos
-¿y cuando no pierdes tu algo?
-no es culpa mía, un grenling me ronda
Tasia se quedo mirando el espejo de la entrada mientras esperaba a su amiga. Se peino su melena rizada castaña con los dedos distraídamente pensando en la película que quería ir a ver al cine cuando  se sobresalto al ver una silueta negra detrás suya. Sabía que no había nadie más en la casa ya que los padres de Cintia viajaban mucho, así que se giro algo asustada para ver de que se trataba .No había nada. Cerró los ojos fuertemente sintiendo un sudor frío bajar por su frente, sabía que era lo que estaba pasando pues no era la primera vez que le ocurría,pero el miedo la paralizaba cada vez que veía a una de esas siluetas negras. Haciendo acopió de valor volvió a mirar al espejo y casi se cae del susto al volver a ver reflejada esa sombra .Respiro hondo para intentar calmarse,  y observó detenidamente la sombra oscura .Tenía el cuerpo de una mujer delgada con algo de curvas pero no podía percibir nada más puesto que estaba cubierta en una especie de tela negra que la cubría por completo. Esa sombra estaba cada vez más cerca e instintivamente desvió la mirada hacía atrás solo para encontrarse que no había nada,otra vez, estaba dentro del espejo, lo sabía, pero no conseguía asimilarlo, ya que  cada vez que veía a una de esas sombras un escalofrío le recorría la espalda al igual que le estaba pasando en ese momento y le impedía pensar con claridad. Pero no era una cobarde no iba a salir corriendo así que cuando la sombra esta a escasos centímetros de ella no se movió, para su gran alivio otra sombra apareció en el espejo y agarró a la primera por la cintura obligándola a retroceder hasta desaparecer