lunes, 23 de julio de 2012

Fuego, Capitulo 38 ¿suicidio?


La noche llegó con rapidez. Lidia saltó de la cama dejando las sabanas esparcidas por el suelo, se había acostado temprano fingiendo estar todavía enfadada. No le había costado crear la mentira ya que todavía le molestaba tener que pedir ayuda al consejo para poder hacer su misión. Abrió el armario sacando la bolsa donde había metido todo lo necesario. Salió de la habitación cuando sonaron las campanadas del reloj del salón anunciando que eran las tres de la madrugada. Cruzó el pasillo hasta la habitación de Tasia sin hacer el menor ruido. Ya estaban todos dormidos, como ella se esperaba. Se le pasó por la cabeza hacerlo sola,  como siempre había echo hasta ahora. Pero no lo llegó hacer. Ahora eran un equipo  y a pesar suyo , no le desagradaba esa idea. No quería depender de alguien, no después de perder a su madre y a su hermana en un mismo día y verse sola en el mundo, sin embargo, debía admitir que  había empezado a confiar en ellos y que le serían de utilidad más adelante, ella sola no podía con la hechicera.
Quitó las sabanas de un tirón para despertar a Tasia bruscamente pero se encontró con una almohada ¿dónde coño estaba? Tubo su respuesta al escuchar leves pasos a su espalda, sonrió sin volverse sabiendo que quería asustarla.

-vamos renacuaja y no te entretengas más
Tasia se paró en seco enfurruñada ¿Cómo la había pillado? Estaba segura de no haber echó ningún ruido.
-de acuerdo, vamos a por David
-eso te lo dejo a ti- comentó Lidia distraída pensando en lo que le haría falta para crear el portal-pero no tardéis, os espero detrás del gimnasio, desde allí no pueden vernos en la casa,

Tasia asintió y se fue. Lidia hizo lo mismo.
David no se despertó hasta que Tasia se tiró encima de él, le había llamado tres veces y zarandeado también pero no había dado resultado hasta que lo asaltó.
-que coño- masculló David tirándola al suelo de un empujón, se levantó de un salto dispuesto atacar pero lo que vio fue a Tasia mascullando algo incoherente y poniéndose en pie despacio
-ya era hora de que despertaras, vaya sueño profundo que tienes
David, que ya estaba totalmente despierto, se acercó a ella sonriendo.
-la próxima vez que vayas a venir a mi cama estaré despierto, no lo dudes – la sonrisa pícara que esbozó dejaba a las claras el sentido de ese comentario. La ayudó a levantarse y se acercó al armario para ponerse  unos pantalones y una camiseta de manga corta blanca, dormía en ropa interior, un dato que no había pasado desapercibido para Tasia
-Lidia nos está esperando detrás del gimnasio- comentó cambiando de tema y evitando mirar a David como se vestía, andó hacia la ventana y comprobó si se veía algo tras el gimnasio, pero no era ese el caso.

-ya puedes girarte-añadió David a su espalda
Tasia lo hizo y él la besó sin previo aviso.
-creo que podría acostumbrarme a que me despertaras a las tantas de la mañana



Una estrellas de cinco puntas estaba dibujada en el suelo encerrada en un círculo de sal. Ese círculo evitaba que cualquier otra bruja interfiriera en su conjuro, en este caso, la creación de un portal. Lidia agarró su camafeo apretándolo en su mano derecha sin desatárselo del cuello.

-vamos, entrar- les urgió a Tasia y David que miraban silenciosos fuera del circulo.
Ambos obedecieron colocándose junto a  Lidia en el centro de la estrella. Esta cerró los ojos y extendió los brazos al aire con las palmas abiertas. Ya había preparado todo lo necesario, se había cerciorado de que fuera seguro, había usado cada hierva en el orden correcto y en el sitio correcto,ahora, solo faltaba la magia, magia de una bruja. Dio varias respiraciones hondas notando un cosquilleo en los dedos. Los cerró con fuerza clavándose las uñas no muy largas en la piel. Se concentró más y más, olvidándose de todas las cosas que había al su alrededor y se dejó llevar. La estrella se iluminó por entera y dejaron de ver la hierva a sus pies para encontrarse con una luz blanca. Poco a poco esa luz fue mostrando formas, objetos  e imágenes. Cuando Lidia bajó los brazos ellos cayeron hacía dentro.


***


Érica abrió los ojos de repente. Se incorporó de la cama apretando las manos en su estómago.

-¡abuelaaa!-su gritó salió de lo más hondo de su miedo
La habitación no tardó en llenarse de gente. El primero, Marcus, que tan solo llevaba unos pantalones de pijama. Acostumbrado como estaba para la acción saltó como un resorte al escuchar el grito. Daniel  tardó algo más pero ya estaba detrás  de él viendo que ocurría. Su abuela llegó en ese momento pasando por encima del entrenado y su sobrino, Alaya venía a su retaguardia. Elisa se sentó en la cama agarrando las manos de su nieta, entendía que le había sucedido, ella misma había tenido visiones de todo tipo. Érica murmuraba cosas incoherentes abrazándose a si misma. Empezó a llorar.

-se han ido-dijo simplemente como respuesta a las miradas interrogativas de los demás
No hicieron falta más palabras, todos sabían a que se refería y quienes faltaban en ese momento en la habitación.


***


Elena tumbada en una hamaca miraba las estrellas que se dibujaban en el cielo. Manoseaba una daga pasándola de mano en mano. Estaba tremendamente aburrida. Le pasó por la cabeza que no le vendría mal un buen acompañante esa noche, como había estado haciendo Sergio, pero él ya no podía ayudarla en ese sentido. Sonrió ante la idea. Se desperezó saltando fuera de la hamaca. Tenía mejores formas de entretenerse. La noche en una ciudad daba para mucho.Guardó el cuchillo en la parte trasera de su pantalón y caminó fuera del jardín con cuidado para no mancharse sus zapatos de tacón  con la arena. Un perro se cruzó en su camino, era pequeño y ladraba, o más bien, gemía por el mordisco que tenía en un costado. Elena había visto como un perro el doble de grande que él y con unos dientes bastantes más afilados lo cogía y casi lo mata. El perro  se acercó a ella pidiendo ayuda, pero esta le respondió dándole una patada y alejándolo de su lado.

-asqueroso chucho- masculló escuchando los gritos del animal
Chasqueó los dedos y desapareció del lugar justo cuando la familia dueña de la casa salía para ver a que se debían los ladridos del perro. Apareció en lo alto de un edificio donde se veía toda la ciudad, no estaban mal las vistas. Se sentó en el borde viendo la caída de más de  cuarenta plantas.
 A tan solo unos pasos de ella, un hombre de aspecto demacrado que sujetaba una botella de whiski en las manos la miraba boquiabierto. También estaba situado al filo del tejado, de pie, decidiéndose en saltar o no. “Un buen espectáculo” pensó divertida echando los brazos hacía atrás para apoyarse en el suelo. El hombre no apartaba la mirada de ella. Estaba asustado.

-¿cómo has llegado hasta aquí?-preguntó el hombre borracho luchando para mantener el equilibrio-¿eres la muerte?
Elena sonrió satisfecha ante ese comentario, nunca la habían confundida con la muerte, pero no le molestaba la comparación, al contrario.

-puede ser-comentó -¿vas a saltar?-y miró hacía abajo observando como los coches pasaban rápidamente por la carretera y desaparecían de su vista. Elena silbó- es un buena caída
Pasaron varios minutos sin que el hombre se decidiera a moverse.
-entonces ¿qué?¿saltas?- empezaba a impacientarse de que el hombre no hiciera nada
-no lo se, mi mujer me ha abandonado por otro después de veinte años de matrimonio, mi hija me desprecia, llevo más de un año en paro y el casero amenaza con echarme del piso -empezó a llorar bebiendo otro trago de la botella
Elena se teletransportó justo detrás de él.
-salta- le susurró al oído con voz suave y engañosa  como la de una sirena- salta y todo se acabará
El hombre tembló visiblemente pero negó con la cabeza.
-no, puedo solucionarlo,-dijo con un arrebato de fuerza pensando en la imagen de su hija de quince años, no podía abandonarla
Elena puso los ojos en blanco de nuevo aburrida. Estos humanos no servían para nada, pensó frustrada porque le habían arruinado la diversión. Suspiró poniendo los manos en los hombros de él y bajándolas por el pecho. Él intentó girar la cara hacia ella, pero Elena no se lo permitió.
-¿seguro?
No contestó y ella decidió por él. Lo empujó. Uno, dos, tres, poom, Ni cuatro segundos  en caer desde un edificio de cuarenta pisos. Vio el alboroto que se estaba formando  abajo, gritos, ambulancias, policías. Desapareció en busca de más diversión, allí ya no había nada que la pudiera entretener.


viernes, 13 de julio de 2012

Fuego capítulo 37 (viejas amigas)


-¿Qué haces Lidia?-preguntó Tasia cuando bajó a desayunar y la vio registrando todos los cajones
-encontrar una puta manera de quebrar ese maldito campo de fuerza
La bruja tenía el pelo alborotado, enormes ojeras bajos los ojos y la ropa manchada de barro.
-¿no has dormido en toda la noche?
-no, ni pienso cerrar los ojos hasta que consiga hacer un agujero a esa niebla amarilla
Tasia se sintió mal por haberse ido a dormir como si tal cosa mientras su amiga se esforzaba por encontrar una manera de salir.

-te ayudaré-dijo intentando compensarlo-¿y las hadas? No las he visto esta mañana
-la mujer esa, Alaya, creó un portal para enviarlas de vuelta
Tasia se sintió un poco triste de no haber podido despedirse de las hadas pero entendía que la situación no estaba para muchas fiestas y había sido mejor hacerlo sin grandes escenas.
-¿un portal?¿y lo hizo sin abrir el escudo protector?
-Aja-contestó Lidia a la vez que se subía en un taburete para mirar en el fondo del armario
-¿porqué no podemos abrir un portal nosotras?-preguntó intrigada
-¿es que tú no das clase con Dani?
-sí-contestó Tasia malhumorada-pero esa magia no tiene nada que ver conmigo sino con las brujas no sirve de nada que me cuenta como se hace un portal
-tienes razón-aceptó Lidia mirándola de arriba abajo buscándole alguna tarea en la que pudiera ayudar-veras, los portales solo se pueden crear en puntos determinados, hay una entrada al mundo de las hadas, por el cual ya viajamos la anterior vez-empezó a explicarle- tres en la tierra y cuatro en el inframundo, los de la tierra están estrictamente vigilados, uno da directamente al consejo, otro está en un pueblo indio abandonado de la mano de Dios y otro bajo el mar, este último está tan sumergido que ni siquiera llega la luz del sol-Tasia asintió y le preguntó por los portales del inframundo- el inframundo es algo más complicado, el submundo esta divido en cuatro zonas, no hay mucha información respecto a eso pero te contaré lo que sepa, cada uno esta en el centro de cada zona, no se como funcionan la verdad, pero tanto los portales del inframundo como los de la tierra solo sirven para viajar en dicho territorio, para pasar de un mundo a otro tiene que ser mediante uno de los cuatro portales creados por los Lementales, como ya sabrás, o bien por el mundo de las hadas que es la unión entra el inframundo y la tierra,
Tasia guardó silencio recopilando todos los datos y rogando que no se le olvidara. Lidia no volvería a explicárselo.
-hay una cosa que no entiendo-comentó Tasia en el momento en que Lidia salía de la cocina, la siguió a través del salón para que le contestara su pregunta -si podíamos viajar el inframundo por el mundo de las hadas ¿por qué lo hicimos por el portal?
Lidia no dejó de caminar ni se giró pero al menos si respondió.
-nadie, nunca, jamás, a cruzado de un mundo a otro por la tierra de las hadas, viajar por ese portal es algo parecido a meterse en un agujero negro, éste absorbe toda la energía de alrededor acumulándola en  su interior, haciendo que sea imposible salir de allí, el portal de las hadas es algo parecido, una vez que entras éste sustrae toda tu magia, algo bastante doloroso según creo y por lo tanto resulta casi imposible, por no decir totalmente imposible de que logres resistir la energía que allí dentro se concentra y lograr traspasar hacía el otro mundo
-entiendo-dijo lentamente aunque en realidad era todo lo contrario,lo único que había captado es que era peligroso intentar cruzarlo y que nadie lo había echo jamás, más o menos esa era la idea más importante-que pena que el consejo no este de nuestro lado podrías hacer un portal para ir allí- se lamentó Tasia expresando sus pensamientos en voz alta sin darse cuenta
Iban por mitad del jardín y acababan de pasar por al lado de la piscina cuando Lidia dejó caer todos los botes que llevaba en las manos haciendo que casi todos se rompieran y dejaran escapar las especias y hiervas que su abuela y ella guardaban. Tasia abrió los ojos sorprendida pero no se movió, estaba esperando a que Lidia dijera cualquier cosa explicando el incidente, no lo hizo, en cambio se dio la vuelta tan despacio y tan rígidamente que parecía echo a cámara lenta.
-¿cómo sabes que el consejo apoya la idea de tu abuela?al fin y al cabo, que nosotros no vayamos no beneficia a sus planes-alegó tras varios minutos de silencio
-no lo se, solo era un suposición-contestó Tasia frunciendo el ceño¿ a qué venía eso?
Pero cuando Lidia comenzó a sonreír lentamente casi de forma diabólica Tasia echó un paso atrás temiendo lo que estaba pasando por su cabeza en ese instante.
-Tasia, por una vez has echo algo útil
-gracias-replicó con brusquedad por su comentario-pero me gustaría saber qué es lo que he dicho para que se te haya iluminado la bombilla
-aremos un portal hacía el consejo y le contaremos lo ocurrido, se pondrán de nuestro lado,
-lo aran porque a ellos no les importa lo que nos pase
-exacto, será esta noche a las dos o quizás a las  tres , cuando todos se hayan acostado, lo tendré todo preparado
-de acuerdo-estaba nerviosa y no le gustaba la idea de desobedecer a su abuela pero mejor hacerlo para pedir ayuda al consejo que para ir a enfrentarse a la hechicera sin respaldo alguno. Tenía que pedirle a Dani que le explicara en que consistía el consejo y cómo debía comportarse ante ellos. Desechó esa idea nada más le vino, no podía contárselo a Daniel.
Dejó a Lidia con sus planes y entró a desayunar. Se hizo unas tostadas rápidamente y con un zumo de naranja se sentó en la barra a comérselo, estaba distraída pensando en todos los problemas que podrían surgir por llevar a cabo el plan de Lidia,1 acabar muerto,2, que alguno acabe muerto y ella no, 3 salir vivos recatando a Aria y con suerte acabando con la hechicera por el camino. Resopló ante ese pensamiento, no era tonta y sabía que las posibilidades de que esto última sucedieran eran tan escasa como que empezara a llover dinero.
Tan absorta estaba en sus pensamientos que no oyó a David bajar las escaleras y colocarse a su espalda. La besó en el cuello. Tasia dio un respingo pero no tardo en darse cuenta de quien era y se relajó en sus brazos.

-buenos días- le dijo él abrazándola
-ahora sí lo son
Lidia entró en ese momento corriendo, los vio de reojo pero no paró, entró en una de las habitaciones sacó varias hojas arrugadas y volvió al jardín.

-¿aún sigue intentando romper el campo?-preguntó David sin soltarla pero ya algo menos alegre
-mas o menos-contestó evasiva y se bajó del taburete para meter el plato y el vaso ya vacíos en el fregadero
David notó al instante su actitud esquiva y le agarró la mano para darle la vuelta y que lo mirara.
-¿qué ocurre?
Tasia miró hacía derecha e izquierda procurando que no hubiera nadie a al vista antes de susurrarle en el oído.

-aquí no, ven a las caballerizas-dicho eso Tasia comenzó andar y él la siguió

El establo no estaba muy alejado de la casa pero lo suficiente para enterarse de si alguien se acercaba y de que no pudieran escuchar las conversaciones ajenas. Por suerte Alaya había cubierto todo el territorio contando con el establo y el gimnasio y eso les daba bastante espacio para no sentirse totalmente encerrados.

-¿a qué viene tanto misterios?-se quejó David nada más abrir las puertas de madera del establo y entrar dentro. Era bastante pequeño con cuatro recintos para los caballos, de los cuales solo estaban utilizados dos por  una yegua y un caballo,  y  otro  llenó de heno para alimentarlos.
-Lidia tiene un plan
-por qué no me extraña- puso los ojos en blanco  procurando que no viera su preocupación ,sin embargo, no estaba nada contento con la situación-cuenta
-veras, esta noche Lidia va a crear un portal para viajar hacía el consejo, creemos que ellos no saben nada de la decisión de mi abuela y que nos apoyaran para ir a por la hechicera
-cuando-exigió saber bastante cabreado
-esta noche
David respiró hondo pero no pudo aguantarlo y se giró para estampar un puñetazo en una de las paredes de madera. Tasia se asustó de tal arrebato y dio un salto hacía atrás sin dejar de mirarlo.

-¿no podíais dejar las cosas como estaban?-exclamó él
-¿pero qué te pasa ?tú anoche accediste acompañarnos
-sí Tasia, para protegeros, para protegerte, maldita sea-maldijo él frustrado por la cabezonería de ella y de Lidia que no querían entrar en razón- no te das cuanta de lo peligroso que es, Fiuri vio la muerte, uno de nosotros morirá y por los arcángeles que crearon los poderes de que no permitiré que seas tú
Tasia se sintió abrumada por su preocupación hacía ella, y por primera vez, experimentó el miedo a que él resultara herido o muerto, a no volver a verlo ni a poder estar cerca de él nunca más. Corrió hacía David que estaba de espaldas a ella y se tiró a sus brazos abrazándolo con todas sus energías. Él hizo lo mismo apretándola contra su cuerpo tan fuertemente que apenas la dejaba respirar. Tasia enterró el rostro en su pecho con los brazos  agarrados a la cintura.

-lo siento, yo..yo no se que hacer- una lágrima resbaló por su mejilla- no quiero que te pase nada, ni a Lidia, no podría soportarlo, pero tengo que ayudarla, si a mi me hubiera ocurrido lo que a ella me habría gustado no estar sola, tener a alguien que me apoyara  y se que a ella le pasa igual aunque se niegue aceptarlo -quiso seguir diciéndole todo lo que sentía pero empezó a sollozar y no pudo parar
David la apretó aún más para que supiera que estaba ahí apoyándola. Le acarició el pelo, los brazos, la espalda, hasta que el llanto se convirtió en pequeños hipidos y separó la cabeza para permitir que él le secará las lágrimas con suaves besos, luego la besó dulcemente, despacio, acariciándola y reconfortándola, aunque no sabía si era para tranquilizarla o para tranquilizarse él mismo.

-lo entiendo pequeña, solo me preocupaba por ti y ya conoces mi temperamento, estaré contigo y saldremos de esta todos juntos dándole su merecido a la hechicera y rescatando a Aria
Cuando ella había pensado eso mientras desayunaba se había reído incapaz de creerlo pero ahora  era capaz de creerlo, con el cuerpo de David tan cerca y con la seguridad con la que hablaba era capaz de creer cualquier cosa. 

Alaya vio como su  vieja amiga  pasaba las páginas de un antiguo libro de la biblioteca, apenas había dormido por la noche nerviosa por la situación,  Elisa conocía a su nieta y a los demás Guardianes, ellos no se iban a quedar sentados sin hacer nada y aunque Elisa intentaba aparentar que estaba segura con la decisión que había tomado, no lo estaba, sabía que no había echo bien en encerrarlos pero quería mantenerlos a salvo, sinceramente, Alaya no creía que teniéndolos atrapados en este campo de fuerza fuera a solucionar nada, no obstante, no la iba a contradecir, eran amigas desde hacía muchos años, tantos que no recordaba ningún recuerdo de cuando era joven sin ella, aunque no siempre había sido así. Cometió muchas locuras en su juventud y sino fuera por Elisa no quería pensar como estaría ahora. Quien iba a pensar que al final la ayudaría la mujer del hombre que había estado enamorada desde su niñez. Las  dos  habían jurado ser hermanas para siempre, solo se tenían la una a la otra cuando eran pequeñas pero las dos se enamoraron de la misma persona. Alaya sonrió recordando las peleas de gatas que habían existido entre ella y Elisa, las dos habían luchado por Edward con uñas y dientes pero él se decidió por Elisa, se enamoraron y Alaya no pudo luchar contra eso, sin embargo, tardó años en darse cuenta, en llegar a perdonarlos y seguir viviendo. Cuando ellos se casaron Alaya desapareció durante años  y se metió en demasiados problemas, mezclándose con quien no debía. No se dio cuenta de en que se había convertido hasta que ya no había solución, tuvo que caer en los más bajo para poder volver a subir. Pero si salió fue porque Edward la encontró cuando estaba medio moribunda tras una pelea, la peor que ha tenido nunca, ya que se quedó al borde de la muerte y ni siquiera recordaba porque había comenzado. No solo fue Edward quien la ayudó, también Elisa , hizo que  volviera a ser quien era, a recuperar el coraje y la esperanza por vivir. Hubo momentos muy duros cuando los veía juntos, pero al final aprendió a vivir con ello, le estaba agradecida a Elisa por perdonar todos los males que había causado cuando empezaron a estar juntos y por tener su amistad después de ese incidente. Alaya jamás olvidó a Edward, él había sido su amor y lloró sin consuelo cuando se enteró de su muerte. Pero la amistad entre ella y Elisa permaneció intacta a lo largo de los años, cuando le pidió ayuda no dudo en venir hacía aquí y creó el campo sin preguntar.

-Alaya- la llamó Elisa por quinta vez
-perdona estaba distraída
-ya lo veo, te preguntaba si querías café
Elisa había dejado el libro de nuevo en la estantería, no había encontrado lo que estaba buscando.
-sí, claro
Ambas bajaron a la cocina mientras Elisa le contaba todo lo que habían echo estos Guardianes hasta el momento y las novedades sobre las criaturas del mal y la hechicera.

-¿ya han viajado al inframundo?-preguntó Alaya sorprendida
-oh, sí, pero por suerte solo tuvieron que ir a Kyrios
Alaya hizo memoria.
-ya recuerdo, Kyrios es la zona más “tranquila” del inframundo ¿no?
-se puede decir que sí, la peor calaña se encuentra en Widiox,
Habían llegado a la cocina y Elisa hacía el café mientras Alaya se sentaba.
-estaba dividida en cuatro ¿verdad?, Kyrios, donde residen los exiliados del mal, vaya los que no pudieron salir del inframundo
-sí-afirmó Elisa- luego está, Oricima, la tierra de los rebeldes y los mares
-recuerdo que cuando fui Guardiana y empecé a estudiar sobre el inframundo siempre soñaba con viajar por los mares de Oricima, los libros los describen tan hermosos-suspiró con añoranza recordando esos viejo sueños que ya creía olvidados 
-luego esta Widiox- siguió diciendo Elisa, simplemente por el gusto de hablar con ella sobre las cosas que habían echo de jóvenes- los peores monstruos, ladrones, asesinos y todo lo malo se encuentra allí
-no todo- la contradijo Alaya- el peor mal de todos se encuentra en Portia, la tierra desierta
-ni las peores bestias se atreven a pisar esa tierra, allí encerraron al mal tras la gran guerra y toda la fertilidad de esa tierra murió
Se hizo el silencio mientras las dos se miraban, luego comenzaron a reír y reír sin parar.

-¿recuerdas nuestras aventuras?-preguntó Alaya entre risas
-por supuesto, las tonterías que hacíamos y como soñábamos con esa tierra a la que no podíamos ir
-nos atábamos sabanas al cuello y saltábamos de cama en cama- y soltaron las dos una carcajada a la vez
Poco a poco la risa fue descendiendo hasta convertirse en un mutuo suspiro.
-que tiempos-se lamentaron las dos a la vez
Elisa sacó el café del fuego, siempre lo hacía a la forma tradicional no le gustaban las maquinas y lo sirvió en dos tazas.

-son muy jóvenes para haber viajado al inframundo-comentó Alaya refiriéndose a Lidia, David y Tasia- aunque debo decir que la bruja tiene un poder fuerte, notó en mi cada vez que ataca el escudo, y es muy buena, me extraña que tenga tanto poder a plena luz del día siendo una bruja de la oscuridad,
-ocurrió algo entre su hermana y ella, ambas gemelas, pero una bruja de la luz y otra de la oscuridad, sus poderes están algo mezclados entre ellas
-¿quieres decir que Lidia tiene cierto poder de una bruja de la luz y viceversa?
-sí, es algo leve, pero curioso
-sí, sí que lo es- coincidió Alaya con ella-¿y el chico que poder tiene?
Elisa sonrió enigmáticamente.
-puede curar y anular los poderes de otro ser mágico tocándolo
-Dios mio, jamás he oído hablar de un poder así-exclamó totalmente perpleja, y había quehacer mucho para sorprenderla
-extraño ¿verdad?, lleva con los Guardianes varios años, antes estaba con otro grupo pero lo asignaron de pareja cuando encontramos a Lidia ,y bueno ,luego se unió Tasia,
-¿si puede anular los poderes por qué no me ha tocado para romper el campo de fuerza?-preguntó intrigada aunque creía saber la respuesta
-ese chico es listo- dijo Elisa sonriendo, se veía a las claras que estaba orgullosa de ese muchacho- no ha dado ni una clase desde que esta bajo el consejo como Guardián pero a veces me sorprende todo lo que sabe sobre la magia, el inframundo y las bestias, sabe que si te toca anulará un conjuro que tú estés haciendo en ese momento pero el campo es un hechizo echo sobre el terreno, al no hacerlo en el momento no surtiría efecto
-se que tú sabes eso, ¿pero él también?
-si no lo ha intentado es porque sí, además ,Lidia es una bruja, también debería saberlo 
-es un grupo interesante- señaló Alaya mientras le daba vueltas a la taza- con grandes poderes y fuerza de voluntad, por no decir que están unidos entre ellos,-suspiró con tristeza- Elisa tú no has visto los entrenamientos de los nuevos Guardianes
-¿a qué te refieres?ya sabes que yo formo parte del consejo,planificó las misiones de los Guardianes pero nunca he tenido nada que ver con los entrenamientos, tú eres la maestra, y una muy buena, toda hay que decirlo
-gracias-le sonrió-pero no estoy tan segura de ser buena profesora, compiten entre ellos Elisa, los grupos siempre deben estar unidos pero los que están en el internado no conocen la palabra equipo
-explícame eso-le pidió Elisa sorbiendo de su café pero sin apartar la mirada de Alaya
-son unos malcriados, los niños que ahora están en el internado son de las mejores familias, los que llevan más años con los Guardianes y los que más dinero tienen
-siempre ha sido así
-pero no como ahora, antes quien quería entrar podía pero muchos preferían aprender apartados de ese mundo, como tus chicos, pero ahora las plazas son limitadas, y lo peor es que una vez al año los veteranos del internado pelean para ser el mejor, les da igual si luchan contra los de su equipo simplemente quieren vencer
-he oído hablar de eso, desde la muerte de Edward apenas formo parte del consejo pero esa nueva forma de evaluar a los alumnos ha sido muy comentada por todos los participantes del consejo
-como mujer de Edward y antigua Guardiana tienes todo el derecho de ser parte del jurado del consejo- le informó Alaya, aunque estaba segura de que su amiga sabía eso de sobra
-lo se, pero no es esa mi intención, aunque no debo negarte que cuento con bastante influencia, aunque eso no tiene relevancia alguna en este momento, cuentame más sobre esa nueva forma de enseñanza, hacer que los Guardianes se maten entre si, deben de aprender mucho de esa manera- le comentó irónica
-si tu marido siguiera vivo no abría permitido eso, -dijo suspirando, pero no se entretuvo en un tema tan doloroso para ambas-apenas lleva haciendo ese concurso unos años, y en los dos últimos a ganado Jeray Alcalá
-Alcalá-exclamó Elisa ofendida- hijo de Miguel Alcalá, el jefe del consejo en este momento
-exacto
-no me extrañaría que lo alentase para que luchara con cualquiera que se le acercará, cerdo prepotente- dijo Elisa molesta por el recuerde de ese hombre
-de él fue la idea de ese nuevo entrenamiento- la última palabra la pronunció como si fuera un insulto- y lo mejor es que será en un par de días y tengo que volver, yo cuido de los chicos antes de que entren en la arena
-¿la arena? Como si fueran los tiempos de los romanos, seguro que  Miguel se pone en el centro para dar inició a ese entrenamiento o como se llame, subido en un palco para mirarlos a todos desde arriba, con lo bajo que es él
Alaya soltó una risita por lo bajo al ver el enfado de Elisa, pero no pudo aguantar la risa cuando esta se puso a imitarlo.
Cuando las dos se relajaron fue Alaya quien comenzó con las malas noticias.

-sabes lo que dicen los chismes referente a lo que Miguel tiene entre manos
-no se si quiero saberlo- resopló Elisa
-quiere a tu nieta, que aparezca un nuevo Lemental y no esté en la escuela es discutido por todos
-no pienso llevarla al internado, vivirá como una persona normal, al menos en todo lo  que pueda
-lo se, y la verdad es que yo habría echo lo mismo, más aún después de haber vivido en nuestras carnes lo que es el internado, también tengo que decirte que no es ni la mitad de malo que era en nuestro tiempos,
-menos mal, se que tú no permitirías que se tratasen  a los niños como lo hacían con nosotras
Alaya asintió y volvió al tema de Tasia y el director del consejo

- Miguel cree que teniéndola bajo su techo podrá controlarla,-le advirtió para que  fuera con ojo, el poder de un Lemental era muy codiciado
-gracias por el aviso, estaré atenta- aseguró Elisa
Las dos se sumieron en sus pensamientos haciendo que toda la sala quedará en silencio. Ninguna dijo nada pero las dos sabían en que pensaba la otra, que iban a hacer con la hechicera y esos tres chicos con tanto poder y tantas ganas de hacer justicia  como la que ellas tenían de jóvenes.






(flashback Elisa y Alaya hace 50 años en el internado)



-vamos Elisa me prometiste que irías conmigo
Elisa abrió un ojo y lo volvió a cerrar, no quería salir de la cama solo para acompañar a esa pequeñaja. Hacía mucho frió y si alguna monja las veía se la iban a cargar.

-por favor, por favor- le rogó Alaya subiéndose en la cama y zarandeándola
Al fin Elisa decidió levantarse. Sabía que si no hacía lo que le pedía no la dejaría en paz en toda la noche.

-sabes que si nos pillan será mi culpa- le regañó Elisa mientras se ponía las zapatillas y cogía el abrigo
-les diré que fue idea mía
-eso no les importa, yo soy la mayor además tu padre siempre te libra de los castigos
-no es verdad- se quejó enfurruñada cruzando los brazos en el pecho- además solo me sacas cinco años
Elisa puso los ojos en blanco pero acabó sonriendo, esa niña era la única que seguía viendo el mundo a través de un cristal rosa, algo que parecía un milagro viviendo en ese internado.

-anda ve a ponerte algo encima
La pequeña de cinco años asintió y fue a su lado de la habitación para buscar un jersey gordo y ponérselo encima. Elisa resopló al ver como se liaba con las mangas y se le enredaba el pelo en uno de los botones delanteros.
-deja que te ayuda anda
Le metió las mangas correctamente con rapidez pero desenredar el pelo era otra cuestión.
-podrías cortarte el pelo- le aconsejó con acritud
Alaya la miró con los ojos abiertos de horror.
-jamás me cortare el pelo- afirmó agarrando un mechón con sus finas manos y apretándolo con todas sus fuerzas
Elisa sonrió. Al fin habían acabado de ponerle el jersey.
Salieron de las habitaciones comunes y pasaron por el pasillo de puntillas. Alaya agarró con fuerza la mano de su amiga mayor al oír un ruido detrás suya.

-una monja- le susurró Elissa- por aquí
Empezaron a correr por el pasillo intentando hacer el menos ruido posible, Elisa tiraba de Alaya ya que la pequeña de cinco años apenas podía mantener el ritmo. Los pasos seguían detrás y no tardarían en encontrarlas. Elisa abrió un armario y metió a Alaya dentro con brusquedad, luego se metió ella y cerró con mucho cuidado mirando por el ojo de la cerradura como la monja se paraba justo en la puerta del armario. Contuvo la respiración apretando la mano de Alaya para que no emitiera un solo ruido. Después de varios segundo que parecieron la eternidad para las dos pequeñas ,escucharon los pasos de la monja alejarse. Esperaron varios minutos con los corazones en la garganta antes de atreverse a salir. Alaya no lo sabía pero si las pillaban fuera de la cama a tan altas horas de la noche Elisa recibiría varios correazos en la espalda.

-vamos antes de que le dé por mirar en las habitaciones
Alaya asintió sin soltarle la mano y manteniendo un pequeño paquete en la otra. Tropezaba al intentar  seguir el paso de Elisa pero no se quejaba. Una vez llegaron al jardín relajaron el paso y se permitieron descansar un poco para recuperar el aliento. Al final del patio trasero estaban las jaulas con los perros, allí era donde se dirigían. Los perros comenzaron a ladrar nada más verlas y si seguían haciendo ruido despertarían a los demás.

-hazlos callar Alaya
La pequeña echó a correr hacía la jaula y abrió el paquete, dentro había comida, que empezó a repartir rápidamente entre los perros. Abrió la verja y entró.

-ten cuidado- le advirtió Elisa asustada ,cerró los ojos al sentir un leve mareo, luego las imágenes surgieron en su mente una tras otra, era una visión- corre la monja no va a tardar en ir a las habitaciones
Alaya asintió y pasó entre los perros Doberman como si de conejos se tratasen. Llegó hasta el final, donde uno de esos perros estaba tumbado en el suelo, no podía levantarse debido a su pata herida, el veterinario había dicho que nunca volvería a recuperarse del todo y al día siguiente iban a sacrificarlo, ya no servía. Alaya le enseñó la comida para que el perro la siguiera pero la herida estaba aún muy reciente. Elisa entró ,y entre las dos consiguieron sacar al perro. Medio arrastrándolo lo llevaron hasta el agujero entre las verjas que Alaya había echo con sus poderes. Fue en un arranque de furia cuando se enteró de que iban a matar a su perro favorito, y gracias  a ese agujero podrían sacarlo y ocultarlo. Lo escondieron entre unas raíces de un viejo árbol oculto a simple vista. Alaya le dio  la comida que había reservado para él y se despidió dándole un beso en el hocico, el perro se lo devolvió con un lametazo que dejó la mitad de su rostro lleno de babas. Alaya corrió hasta Elisa y la abrazó llorando.

-¿estará bien?
-por supuesto- le aseguró Elisa conteniendo las también las lágrimas, no sabía que le sucedería al perro
-¿y el agua?¿cuando tenga sed que beberá ?
-mañana va a llover, lo he visto , ahora vámonos
Las dos echaron a correr hacía el interior del internado levantando sus camisones blancos para que no se mancharan y las mojas no se dieran cuenta de su culpabilidad.  Mañana antes del sol tenían que estar levantadas, empezaban otro entrenamiento sobre magia. Echó la mirada hacía atrás vigilando que la pequeña manteniera el paso y no se quedara muy atrás,  no quería pensar en el día que Alaya abriera lo ojos y se diera cuenta de lo cruel que era el mundo en que vivía, sería un duro golpe.




miércoles, 4 de julio de 2012

Fuego Capítulo 36 (un día muy largo )


Un gritó ahogado de pura impotencia surgió de la garganta de Lidia.
-¿cómo lo ha echo?- gritó cabreada y dirigiéndose a paso rápido hasta el campo de fuerza.
Lo tocó con la mano y era suave al tacto pero eso no la engañaba, sabía que eso era bien peligroso. El viento que antes se había levantado ya no se notaba y el aire parecía ser más cálido. Todo era efecto del campo. Gracias al cabreo que tenía encima tardó unas décimas de segundo en crear dos bolas de humo negro. Su poder siempre aparecía en forma gaseosa y se consolidaba según ella quisiera, y si detenían el ataque o lo destruían terminaba en forma líquida, algo parecido al petróleo. Lanzó las bolas, una tras otra, creando y arrojándolas contra la pared sin que surtiera ningún efecto. A cada golpe hacía que una honda se expandiera por el interior haciendo que las cosas, y las personas, temblaran.
-¿qué esta pasando?- preguntó Tasia confundida
-alguien a creado eso- dijo David señalando la muralla de humo- y estoy seguro de que tu abuela tiene algo que ver con ello, parece que Lidia cree lo mismo
-pero la abuela no tiene ese poder- declaró Érica
-sin embargo, Elisa tiene muchos contactos en el mundo mágico - añadió Dani colocándose las gafas y observando con verdadero asombro el campo- es bueno, muy muy bueno
-¿pero y nosotras qué hacemos?- preguntó Altea- tenemos que devolver la bola a nuestra tierra y a nosotras con ella
Las hadas revoloteaban nerviosas por todo doquier, al fin Fiuri había sido capaz de serenarse y volaba junto con Altea, Sherezade era la que estaba más tranquila sentada junto a la piscina para no perderse ningún detalle de la discusión.
¿ y si entramos y nos enteramos qué esta pasando?- propuso Tasia
Todos se precipitaron hacía las puertas de cristal, pero la primera en entrar fue Lidia. Las abrió de par en par para enfrentarse a Elisa.

-¿cómo te has atrevido?- le gritó nada mas entrar
Elisa estaba sentada en el sofá con una taza de café en las manos. Bebió un trago tranquilamente, saboreando el café solo y fuerte como a ella le gustaba. Luego con una sonrisa algo irónica se dirigió hacía la mujer que estaba a su lado sentada. Tenía más o menos su edad pero parecía mucho más joven con su falda larga vaporosa y su cabellera que le llegaba hasta las rodillas recogida en una coleta alta. Parecía una mujer extraña y más con esa sonrisa fácil que pintaba su cara.
-esta es Lidia, la bruja de la que te acabo de hablar-la otra mujer asintió y también bebió de su taza, su café tenía mucha leche-mis nietas son la rubia de atrás y la que está junto a Lidia, Érica y Tasia son sus nombres
-conozco a la mayor, has crecido bastante desde tu bautizo
-¿verdad que si?- prosiguió Elisa- el chico tan grandote que ves es David ,un joven guardián, y el otro es el sobrino de Marcus, Daniel, les da clases a la muchachas y por supuesto ya conoces a Marcus,
-maldita sea Elisa- la interrumpió Lidia-no puedes hacerme esto
La abuela de Tasia la ignoró al igual que hizo su compañera, ambas se intercambiaron una sonrisa de mujeres sabedoras que han visto mucho mundo.
-las hadas que vuelan sin cesar han accedido a ayudarnos como ya te expliqué, chicos ella es Alaya, la mujer que os va a mantener a salvo hasta que entréis en razón
-¿querrás decir encerrados?-replicó Lidia
-si quieres mirarlo de ese modo...
-abuela, es nuestra decisión-intentó convencerla Tasia poniendo voz suave- estamos entrenados para eso, es nuestro trabajo, ¿sino qué es lo que hacemos aquí?
-chica inteligente y bien educada- intervino Alaya-tienes que estar orgullosa de ella, aunque te ponga en un compromiso como este, al fin y al cabo lo que dice tiene sentido
-¿entonces nos dejará salir?-preguntó Tasia
-¡no!-dijo Érica-no quiero que les dejen salir solo para ir a meterse en la boca del lobo
Tasia fulminó con la mirada a su hermana obligándola a que cerrara la boca . Entendía que se preocupara pero no quería que interviniera en esto.
-vaya, vaya, así que la hermana pequeña intenta proteger a la mayor, tienes una estupenda familia ,Elisa-alegó  Alaya
-tienes mucha razón
-¿pero nos dejará salir?- volvió a preguntar Tasia con todas sus esperanzas puestas en la nueva mujer.
Alaya negó con la cabeza haciendo que varios mechones de su pelo canoso, ya todo blanco como la nieve se le cruzaran por la cara.
-me lo pidió tu abuela, y le debo un favor muy grande, no puedo desobedecerla- le explicó
-esto es increíble- exclamó Lidia a la vez que se giraba para volver al jardín
-Tasia creo que tenías clase con Daniel ¿no?-dijo su abuela haciendo caso omiso al berrinche de Lidia
-sí pero...
-no hay peros que valgan
Tasia se fue casi tan enfada como lo estaba Lidia, tenía ganas de pelearse con su abuela, de gritarle y hacerle entender lo que estaba haciendo, no podían quedarse sentadas sabiendo que Aria podía morir, cuanto más tiempo pasaba más poderosa se convertía la hechicera y más posibilidades había de que acabara liberando al gran mal. Entró en  la biblioteca y cerró dando un portazo. Detrás venía Dani que tubo que retroceder un paso  para que la puerta no le diera en todas las narices.

-no te atrevas a darme una clase- le amenazó Tasia cuando abrió la puerta- por Dios y lo que más quieras ni se te ocurra decirme ahora nada
Se paseaba de arriba abajo como si fuera un bestia encerrada en una jaula. Cerraba lo puños y los volvía abrir murmurando maldiciones en voz baja. Dani se sentó sin decir nada, esperando que se calmase para poder hablar con ella, pero parecía que eso no iba a suceder hoy así que intentó calmarla él mismo.

-Tasia no vas a conseguir nada gastando la alfombra
Tasia se paró en seco, miró el suelo cubierto por una alfombra granate y beige y fulminó a Dani con la mirada cuando se dio cuenta de la broma.

-¿y qué puedo hacer?
-por ahora nada, tendrás que esperar
-no, maldita sea
Dani volvió a levantarse y se aceró a ella obligándola a que se quedara quieta, le puso una mano en cada brazo y las movió  hacía arriba y hacía abajo tranquilizándola.

-¿mejor?-preguntó él deteniéndose
-no-contestó bruscamente, cuando se dio cuenta de como se estaba comportando respiró hondo y habló más calmada-lo siento, ya estoy mejor
Se dio cuenta de lo cerca que estaba de él y se alejó un paso, no quería que se creyera lo que no era,ahora estaba con David y no estaba bien andar agarrada a otro. Daniel se percató de la incomodidad de Tasia y fue a sentarse de nuevo en la silla.

-¿por qué te molesta que te agarre?
-no...no...no me molesta... es bueno...-nunca había sido muy buena escogiendo las palabras a la ora de expresarse y en este momento no sabía ni como hablar.
-¿qué es lo que ha cambiado de un día para otro?
Tasia lo miró  sin poder contestarle,no sabía que decir. Agachó los ojos al suelo cuando no pudo sostener la mirada en esos ojos marrones como el chocolate.
-es David ¿verdad? Habría que estar ciego para no darse cuenta
Dani suspiró e intentó sonreír, aunque la pequeña muestra de alegría no llegó a los ojos.
-fui tonto al incitarlo,-se arrepentía de haber abierto la boca cuando no debía, él no era así normalmente y cuando más falta le había echo ir despacio ganando poco a poco terreno se había abalanzado perdiéndolo todo- sabía desde el principio que algo había entre vosotros pero como en el tiempo que llevo aquí apenas os había visto juntos pensé que eso estaba terminado,-suspiró- me equivocaba
-nunca hubo nada-murmuró Tasia- hasta ahora
Dani se levantó de un saltó cabreado, no quería perder los nervios pero no era de piedra y esto le molestaba muchísimo, no era capaz de ocultarlo. Era mejor irse de allí antes de que acabara diciendo algo de lo que luego se arrepentiría. Sin embargo antes de salir por la puerta Tasia lo llamó.

-no quiero perder tu amistad Dani
-no se si eso puede ser
-por favor- le rogó ella, estaba siendo egoísta, quería tener a Daniel como hasta ahora, siendo buenos amigos, pero lo primero era David, y eso ambos lo sabían. Jamás había sentido lo que ahora con David,ni se le había acelerado el corazón como si fuera un tambor solo por verlo, Dani tenía que entenderlo, porque eso no iba a cambiar.

-lo intentaré- dijo suspirando, miró la cara triste de Tasia y le dolió verla así, por eso esbozó una sonrisa y le comentó bromeando- pero ni siquiera pienses que podré llegar a tolerar a David
Tasia le devolvió la sonrisa.
-gracias
Él se fue sin contestar.
Tasia tardó algo más en salir de la biblioteca pero en cuanto lo hizo marchó a su habitación y cayó rendida en la cama. Había sido el día más largo de toda su vida. Primero el beso de David y la discusión, las hadas, la playa, el ritual y su encierro. Era demasiado para cualquier persona y ella no podría haber seguido despierta ni aunque su vida dependiera de ello.