martes, 26 de junio de 2012

Fuego capítulo 35( una muerte detrás de cada camino)


Tasia se estaba haciendo un bocadillo metiendo todo lo que encontraba en el frigorífico entre cada trozo de pan. Cuando se ponía nerviosa la daba por comer, daba gracias al cielo por no ser de las que engordaban, aunque con los entrenamientos de Marcus eso era casi imposible.
 ¿Qué le dirían las hadas? Estaba echa un manojo de nervios, al igual que todos los demás presentes.

-abu-dijo Tasia captando la atención de Elisa-hay algo que no entiendo, si tú eres una vidente ¿por qué no ves tú lo que pasará y no Fiuri?
-me imaginaba que no tardarías en darte cuenta- alegó suspirando- mi poder esta vacío, sin energía, yo ya no tengo las fuerzas necesarias para controlarlo sin que me matase,viene y va, como cuando aparece las primeras veces antes de que lo domines, lo que si puedo hacer es ver el pasado, mi poder no se ha agotado los suficiente todavía
-¿y Érica?- fue Dani quien preguntó-también es vidente ¿no?
-no puedo usar las visiones a mi antojo, solo las veo en mis sueños o cuando tocó algo significativo – explicó Érica- estoy intentando remediarlo
-aún es muy pronto para que lo consigas- añadió su abuela
Altea bajó de la lampara y voló hasta Tasia. Agarró una loncha de jamón york y echó a volar con ella mientras intentaba comerla. Contando que la loncha era casi tan grande como el hada era bastante gracioso y todos rieron relajando el ambiente. El camino de Altea con el fiambre  acabó cuando se chocó contra la pared. Se levantó de un salto arreglándose el vestido y dejando la loncha en el suelo.
-ven aquí que te de algo que te pueda entrar en la boca- le dijo Tasia
-mirad- exclamó David
Él no había echo ni una movimiento desde que entraron en la casa. Mantenía la espalda rígida con los brazos cruzados en el pecho y sin apartar la mirada del jardín. Esa era la primera palabra que decía en todo el rato. Estaba tenso, como si estuviera soportando una tortura, y por su expresión ,lo parecía.
Todo se levantaron al momento para mirar por la ventana, la cúpula estaba desapareciendo.
-¿podemos salir?- preguntó Lidia, era la más impaciente por saber que es lo que habían visto aunque intentaba disimularlo como podía.
Altea asintió.
Nadie quiso esperar a que entraran las hadas y salieron hacía a fuera. Todos menos David que se quedo atrás.

-¿no vienes?- le preguntó Tasia arrugando el entrecejo, estaba comportándose de lo más raro
-sí- él sonrió para tranquilizarla, la conocía lo suficientemente bien para saber que se había  dado  cuenta de que le pasaba algo- solo necesito un minuto a solas
Tasia accedió y salió sin decir nada.
David pasó una mano por la nuca intentando liberarse de la tensión. Sentirse rodeado de tanta magia le hacía querer salir  todo su ser fuera, era algo que no podía permitir, por culpa de la hechicera no podía controlarse.  Y acabaría hiriendo a alguien que le importaba. Ese era el  pensamiento que le venía a todas horas empeñaba la felicidad que sentía cuando estaba con Tasia. Pronto los Guardianes descubrirían lo que él había echo y estaría fuera de aquí, tendría que dejarlo todo y empezar de nuevo. Pero aun así no tendrían porque saber su pasado, ni saber la cruda realidad de todo esto. La hechicera no era el peor de todos los males. Aunque ellos todavía no lo supieran.

- ¡Fiuri!- gritó Tasia
Al oír la voz de Tasia asustada David salió. Lo que vio fue a Fiuri en las manos de Tasia llorando. Un hada llorando. Eso no estaba bien, las hadas no lloraban, no estaba en su naturaleza, pero todos lo estaban viendo ,y todos estaban igual de sorprendidos y horrorizados.

-no podéis ir, no lo hagáis- suplicó
-¿Qué ha ocurrido?- preguntaron varios a la vez
Nadie contestó, solo se escuchaban los sollozos de Fiuri. No se dijo ninguna palabra hasta que Sherezado intervino.
-vi el camino- explicó- pero algo ocurrió y me obligó a salir de allí, no pude ver a la hechicera
-¿pero sabes dónde está?-inquirió Lidia
-sí
-entonces cuál ha sido el problema-fue Érica la que habló
-Fiuri ha visto algo que la ha trastornado- comentó Elisa
-cuentanoslo- le pidió Tasia a el hada del futuro
Marcus y Daniel estaban atrás mirando y observando pero sin poder decir nada, porque a pesar de que estuvieran entre los Guardianes, eran Guardienes latentes, ayudaban en lo que podían y como podían ,pero se les estaba prohibido participar  dentro de la magia, ni siquiera Dani podía estar en contacto con ella, solo era capaz de explicar la teoría y nada más. Algo que lo frustraba enormemente, no era de los que le gustaban quedarse de espectador. Lo mismo le ocurría a Marcus, no obstante,  con los años ,había sido capaz de asimilarlo y entenderlo. Tienes que ser capaz de aceptar las cosas como son y aprovechar al máximo tus habilidades, eso era algo que su sobrino aún tenía que aprender.
El silencio se alargó hasta que Fiuri consiguió respirar regularmente y tranquilizarse lo suficiente para poder hablar.

-no podéis ir- volvió a repetir
Todos se hacían una idea de porque pero con todo Lidia preguntó.
-¿qué es lo que has visto para sea tan peligroso  ?
Fiuri tragó y levantó la mirada. Sus ojos agua marina brillaban debido a las lágrimas pero era el miedo en ellos lo que todos temieron.

-he visto a la muerte

Las manitas de Altea se agarraron con fuerza al brazo de David. Estaba asustada. Las hadas eran seres felices que disfrutaban de los placeres de la vida, sentir la muerte era algo malo para un espíritu de hada, incluso ella que era el hada del amor lo sabía. La muerte afecta a cualquier poder, afecta a todo lo que le rodea cuando ocurre.

-explícanos qué has visto- le urgió Elisa
-la pregunta no es qué, sino a quién- dijo Marcus, con voz vibrante.
 Todos se giraron a mirarle, uno de ellos no regresaría, o quizás todos. Ya sabían desde un principio que sería peligroso y que en cualquier misión podían morir, pero eso no era lo mismo a que te lo dijeron cien por cien asegurado, a saber que a cada paso o a cada decisión  la muerte estaría esperando.

-si hacéis lo que tenéis planeado ahora, Lidia morirá o Tasia, o David, la muerte os rodéa desde que entráis en esa carpa
La bruja no se inmutó, ni siquiera pestañeó, pero eso solo era una fachada. Lo único que indicaba sus emociones eran las uñas que se apretaban fuertemente en sus palmas. Tragó varias veces antes de poder hablar, quería que su voz no se quebrara al pronunciar su pregunta pero no podía negar que estaba asustada. Conocía demasiado bien la magia de hada para saber que sus predicciones siempre eran exactas.

-¿y si no vamos?- había conseguido decirlo
Fiuri se mordió el labio inferior mirándola con ojos tristes.

-entonces será tu hermana quien muera
En ese momento las piernas de Lidia fallaron y cayó de rodillas al suelo. Agachó la cabeza cerrando los ojos con fuerza. Su pelo le tapaba la cara y nadie podía ver su  mirada oscura, su rabia contenida, su miedo haciéndose cada vez más grande. Tasia que era la que estaba a su lado ,se sentó junto a ella. Si le decía que la entendía sería mentira, si soltaba alguna frase de condolencias Lidia se cabrearía, si intentaba consolarla se iría, así que tan solo se sentó sin decir nada ni hacer nada, solo para que supiera que estaba a su lado.

-podemos cambiar las cosas, la hechicera no va a matar a Aria aún, esperaremos hasta que cambie de posición, una vez que sepa que la hemos encontrado se irá de ese lugar, el destino no será igual,  sería arriesgado pero lo intentaremos - dijo David convencido
Lidia levantó la cabeza de inmediato, si había una oportunidad...
Pero Fiuri hundió sus esperanzas al esbozar una sonrisa compungida y pronunciar las siguiente palabras.

-también he visto que dirías eso, y llevaríais acabo ese plan pero- se calló porque no sabía como expresase, dar esas terribles noticias le estaba costado demasiado
-cuentalo- le instó Elisa con voz suave pero llena de dolor
-¿ lo has visto?- le preguntó el hada abriendo los ojos
-sí, pero me gustaría no haberlo echo- declaró con desazón
-debéis entender que siempre habrá una muerte, he buscado cada camino, cada decisión que podíais cambiar pero siempre hay una muerte detrás- explicó Fiuri
-¿quién será? Di quien morirá si intentamos hacer el plan de David- estalló Tasia, se sentía tan impotente, saber todo el mal que causaba la hechicera y no poder hacer nada para evitarlo hacía que todo el fuego en su interior se avivara y ahora notaba como corría por su sangre dispuesto a estallar.
-tú- respondió el hada
No sabía porque, pero no se asustó. El destino siempre podía cambiar, era lo único que entraba en su cabeza. Estaba tan enfadada por la situación que no le importaba nada, aunque   pensar que encontraría su muerte al enfrentarse con la hechicera le revolví algo en el estómago. Los Guardianes habían tenido que enfrentarse a eso  durante siglos, era lógico que muchos murieran y si tenía que hacerlo, sería luchando. Ahora era capaz de pensar así debido a todo la energía del fuego que brotaba salvajemente , era como si estuvieran contándole el pasado de los antiguos Lementales, al fin y al cabo ,todos habían crecido y muerto con el espíritu del fuego en su interior.
-no vais a ir- sentenció Elisa- y no hay más que hablar- se giró haciendo que su falda larga hiciera una ola en el aire. Luego entró dentro.
Érica se abrazaba así misma acariciándose los brazos para intentar  eliminar el frío  que se había apoderado de ella. Tragó saliva observando las caras de todos los presentes. Daniel tenía la vista perdida, sin saber como digerir la noticia, su tío, al igual que siempre, tenía la cara indescifrable sin poder intuir la más mínima pista de lo que pasaba por su mente, David   apretaba la mandíbula con fuerza totalmente tenso, en su rostro se mezclada la incredulidad con algo que no lograba comprender, ¿era miedo eso que se filtraba en sus ojos al mirar a Tasia? Su hermana, por otro lado, tenía una expresión decidida, como si hubiera tomado una decisión pero era Lidia la que peor se encontraba , Lidia estaba rota por dentro. Al menos eso había pensado una segundo antes, porque ahora se levantaba como si nada hubiese ocurrido, con expresión seria, decidida al igual que lo estaba Tasia.

-voy a ir- dijo la bruja de la oscuridad con voz clara para que todos la oyeran
-es demasiado arriesgado-replicó Marcus- no vamos a permitir que ninguno de vosotros se ponga en peligro, se anula la misión
-no puedes impedírmelo Marcus, iré a por mi hermana, es la única oportunidad que tengo
-yo voy contigo- añadió Tasia- se lo que ha dicho Fiuri, pero tengo fe en que nosotros escribimos el destino, debo creer que es así, sino...sino  no vale la pena vivir
- una muerte detrás de cada camino- volvió a recordar David repitiendo las palabras que había dicho Fiuri
-¿y por qué no la hechicera?¿por qué nosotros?una vida se perderá ese día, no tiene que ser la nuestra- exclamó frustrada Tasia sin saber si lo que decía tenía sentido o no
-podría funcionar- comentó Sherezade, no había querido intervenir en la anterior discusión sabiendo que estaba de más, pero lo que Tasia decía podría ser una luz, una respuesta a ese problema- pero no hay garantía de resultado, podéis matar a la hechicera y aun así perder a alguien en el camino, nunca   se sabe a por quien irá la muerte.
-esta decidido, iremos- declaró Tasia
-pero no podéis hacerlo- intervino Érica-yo no quiero que te pase nada-le dijo a Tasia agarrándola de la mano, sus ojos le suplicaban que le hiciera caso, no quería perder a su hermana- por favor no vayas, no arriesgues tú vida por una niña que no conoces, ni siquiera sabéis si la encontraréis a pesar de que vayáis
-no hace falta que se lo pidas- intervino Marcus- no va a ir, ni ella ni ninguno de los demás-se giró hacia Lidia y con el tono de voz de un capitán acostumbrado a que obedezcan sus ordenes preguntó-¿entendido?
Lidia le miró directamente a los ojos sin retroceder ni un ápice dispuesta a plantarle cara. Levantó la barbilla levemente y se irguió  inconscientemente para intentar igualar su estatura con la de su entrenador.

-lo entiendo a la perfección- le contestó ella con deliberada lentitud- pero ni por un instante pienses que te voy a obedecer, y no necesito la ayuda de nadie- le dio la espalda a Marcus y le habló a Tasia, quien discutía con su hermana pequeña en susurros- no te necesito, puedo cuidarme sola, además este guerra no va contigo
-¿qué no va conmigo?, la hechicera lleva enviándome ánimas desde que tengo uso de razón y en estos últimos meses a intentando matarme un par de veces, por no decir que casi acaba con la vida de mi mejor amiga ¿y te atreves a decir que no va conmigo? Yo no se tú, pero voy a ir quieras o no
-si esta todo decidido- añadió David cortando la discusión que iba a comenzar entre las dos chicas- yo también voy
-¿es qué estáis todos locos?- exclamó Érica- las hadas acaban de decir que vais a morir, que alguno de vosotros ,por no decir todos , no viviréis para contarlo
Sus palabras fueron duras y afectaron a todos, sin embargo, ya habían tomado una decisión y no iban a cambiar de opinión.
Daniel carraspeó en medio del silencio que se había formado.
-creo que no tenéis opción- declaró  cuando vio como una luz amarilla brillante cubrió todos los terrenos de la casa como si de  una niebla suave y fina se tratase e intentara envolverlos dentro- es un campo de fuerza, nada puede entrar...ni salir 


miércoles, 13 de junio de 2012

Fuego Capítulo 34 (el beso de la muerte)


El cielo se oscureció, las estrellas brillaron pero la luna no se veía. Era luna nueva. Las hadas preparaban el ritual con deliberada tranquilidad. Un círculo de sal encerraba la piscina para que ningún tipo de magia oscura ,como la de la hechicera, pudiese intervenir. Altea cogió una rosa roja y esparció sus pétalos por le agua. Fiuri  fue la primera en convertirse en hada de nuevo y voló hasta el centro de la piscina, detrás de ella fue Sherezade y Altea se quedó fuera con la bola en las manos. Esta última cerró los ojos y elevó la bola que fue levitando hasta el centro del agua con las otras dos hadas volando a su alrededor. Tasia se acercó al borde de la piscina y creó varias llamas que la bordeaban .  Mientras todo esto ocurría Lidia daba golpecitos con las uñas sobre la hamaca donde estaba sentada debido al nerviosismo, David junto a Érica se colocaron a lado de Elisa  y Tasia que se erguía después de haber puesto el elemento del fuego se fue a sentarse con Lidia.
Un poco de fuego del corazón ,un suspiro de la esencia del viento,  una brizna de la esperanza de la  naturaleza y la fuerza del agua, eran los elementos necesarios para que la magia de la bola surgiera de su interior. Esa magia era la vida de las hadas, con ella conseguían la protección necesaria contra los humanos, pero sin ella no tenían fuerzas suficientes para vivir entre ellos como sucedía antiguamente, solo eran capaces de cruzar el portal con la luna llena ya que era cuando su magia estaba en el punto máximo. Marcus y su sobrino cruzaron la puerta de cristal queriendo ver el espectáculo de las hadas, una espectáculo lleno de colores, bailes y magia, todo ser debería ver alguna vez a las hadas usando su magia. Te hipnotizaba. Y ni siquiera habían empezado.

-lo siento pero no- dijo Altea, nadie había hablado y tan solo se escuchaba la risa de Fiuri mientras completaba el ritual- los humanos no pueden estar presente, la magia de la bola, es magia pura y podría afectaros de una manera que no podemos prever, y con magia tan fuerte nunca se sabe como puede ser el resultado.
Marcus asintió estoicamente y se dio la vuelta. Dani, en cambio, tardo un poco más, indeciso entre hacer lo correcto por su bien o en dejarse llevar por la magia. Tasia le dirigió una mirada triste al ver que se iba bastante desilusionado, era una pena que no pudiera verlo. En el último segundo él se giró y sus ojos se encontraron. Dani pasó su mirada de David que los estaba observando a Tasia de nuevo, preguntando si había sucedido algo entre ellos. Tasia le dedicó una sonrisa triste y asintió. Daniel agachó la cabeza antes de irse. Sin decir nada. Sin mirarla.
Tasia se sintió mal, pero no fue detrás de él. Se prometió que se lo explicaría más tarde que serían amigos, y todo saldría bien. Sí, todo saldría bien.
-vosotros también deberíais iros, al menos hasta que tengamos algo que deciros- añadió Sherezade
-¿ por qué?- preguntó Érica
-Fiuri quiere ver el futuro de lo que ocurrirá donde yo le indique, pero si estáis aquí vuestros destinos pueden mezclarse y no le dejaran ver con claridad- explicó el hada
-lo siento chicos- se disculpó el hada del futuro con una sonrisa amarga- pero si podéis presenciar la primera parte, es la más bonita- añadió más alegre y comenzó a volar en círculos riendo

Todos aceptaron las condiciones. Altea se convirtió en hada y fue a colocarse sobre el hombro de David. Las otras dos cesaron de bailar para colocar sus manos sobre la bola. En ese instante en el que todos estaban a al expectativa de lo que iba a suceder, emocionados por ver algo que nadie había visto  desde hacía medio milenio sonó el móvil de Tasia.
Al principió ella no supo que era el suyo, ni siquiera se dio cuenta, pero cuando todos se giraron mirándola ceñudos se percató de lo que sonaba era el móvil de su bolsillo.
Roja como la grana y algo avergonzada lo cogió.

-¿si?
- Tasia ¿dónde coño te metes? Estamos todos en la fiesta de despedida para el viaje y tú no- él que hablaba cabreado desde la otra linea era Javi, su mejor amigo- ¿qué es lo que te pasa últimamente? Sino fuera porque estoy en tu clase creería que has desaparecido, no sales nunca, no te vienes a las fiestas, y ni siquiera viniste a la cena de esta mes

La cena a la que se refería, era un tradición que tenían desde hacía varios años. Todos los amigos quedaban un sábado del mes para ir a cenar, cada mes en un sitio diferente y luego lo apuntaban en un libreta para nunca repetir el mismo restaurante. Una de las reglas era que nunca se podía faltar a no ser que fuera algo extremadamente urgente, y aunque los motivos de Tasia lo eran, ellos no podían saberlo. Se sentía mal de haber abandonado a sus amigos de toda la vida, pero no tenía más remedio. Las cosas estaban cambiando y ya no podía ir a esas cenas porque estaba ocupada viajando a otro mundo.

-lo siento Javi, pero..
Él no la dejó hablar
-joder Tasia no quiero una disculpa, quiero saber por qué tú ya no vienes con nosotros, soy tu amigo sabes que puedes contármelo todo, siempre  ha sido así.

Tasia miró a los demás que la estaban esperando y luego al teléfono, quería hablar con Javi y explicarle, pero explicarle que, él no podía saber nada de la magia. Ya corrió un riesgo innecesario contándoselo a Cintia y mira lo que le sucedió.

-Javi ahora no puedo hablar
- no te atrevas a colgarme sin darme una explicación, todos nos preocupamos por ti
Lidia carraspeó cansada de esperar.

-de verdad que lo siento, te llamaré, pero ahora no puedo
- espera Tasia...
Ella colgó.
Y su mejor amigo se quedó con las palabras en la boca, enfadado y preocupado por el futuro de Tasia.

-perdonar, seguir- dijo ella mirando a las hadas
-no sabía que me hacía falta tu permiso- agregó Sherezade pero estaba sonriendo y con una ceja alzada
-en la parte inicial os mostraremos nuestros poderes en su estado puro pero una vez  se creé la cúpula deberéis salir de aquí¿ entendido?-preguntó Fiuri
Todos asintieron.
La primera en empezar a moverse fue Sherezade, se elevó hacía el cielo hasta que solo vimos un luz brillantes, luego fue descendiendo en espiral a la vez que Fiuri volando alrededor de ella formando círculos entre las dos. Bajaron hasta la bola y la tocaron con las manos. Cuando esta vez ascendieron un rastro de polvo plateado se quedo en el cielo por donde ellas iban volando, formando dibujos la oscura noche. La siguiente vez que tocaron la bola se sumergieron en el agua y esta se convirtió en plata líquida. Las hadas danzaron sobre la superficie del agua, sin hundirse pero sin llegar a separarse de ella. Luego fue el fuego el que cambió de color para volverse igual que el que ahora había en el cielo y en el agua. Y por último las plantas comenzaron a crecer. El baile de las hadas guiaba a la planta, y esta la seguía como si tuviera vida propia. Poco a poco, rama a rama, se fue creando una cúpula verde y cuando se cerró del todo encerrando a las hadas que seguían bailando dentro, millones de flores plateadas nacieron del capullo. Ninguno parecía capaz de moverse, ni siquiera Elisa que era más mayor y siempre seguía la razón, el aire estaba cargado de magia pura, entraba por cada poro, revitalizando, dando energía a todo el que allí se encontraba. Era como sentir un beso de la naturaleza. Fue Altea, el hada que se había quedado fuera quien los sacó del trance y los obligó a entrar. Por supuesto la hadas sabían el efecto que tendría sobre los guardianes ver el ritual y sentir la magia, por eso habían dejado fuera a Altea para que cuidara de ellos.
-es la hora- le dijo Fiuri a Sherezade deteniéndose en el aire
Sherezade asintió y fue hasta la bola. Se arrodillo sobre el agua posando sus manos sobre la bola. El brillo de esta se intensificó iluminando toda la cúpula. La tarea de Sherezade era sencilla, al menos para ella, necesitaba la bola para esquivar los escudos de la hechicera, ya que al ser tan antigua sabía muy bien como protegerse y evitar que la alcanzaran.
Se sintió volar fuera de ahí, pasar la ciudad  y ver cada luz encendida, cada casa y cada rincón oscuro, recorrió los  campos escuchando a los árboles hablarle y sintiendo el río bajar por la montaña, visitó el subsuelo, en lo más profundo hasta que la encontró. Podía ver lo que estaba sucediendo en ese momento. La gente, los niños entraban dentro, riendo y comiendo algodón de azúcar,todos felices celebrando su día de fiesta para pasarlo con la familia. Entraban en una carpa roja con rayas blancas. Era la carpa de un circo. Sherezade quiso entrar dentro, ver y localizar a la hechicera en su posición exacta. Pero no podía. Con el poder de la bola era capaz de traspasar cualquier barrera, pero lo que se ocultaba ahí dentro era algo que no podía expresar. Espíritus malignos corrían libremente. No solo eso, si fuera así podría soportarlo, pero no, allí dentro habían experimentado con magia negra. Algo prohibido y mortalmente peligroso. Cualquier hada se habría dado la vuelta, pero ella era diferente, ella rastreaba el mal y le debía esto a los guardianes. Ellos no sabían lo importante que era la bola para la magia de las hadas, sin esa magia esencial cada nacimiento era más débil y algunas de las nuevas hadas no habían obtenido sus dones, nunca antes había pasado, pero tampoco  habían estado tantos años sin la bola. Gracias a ellos volverían a tener seguridad y protección. Por todo eso se atrevió a entrar. No obstante el esfuerzo fue en vano. Cuando traspasó la tela, la magia negra la inundó. Las personas de su alrededor no parecían darse cuenta de nada, veían los trucos de los acróbatas o a los payasos, pero una vez que salían se sentía desanimados y sin ganas. Utilizaban la energía de los humanos,  no obstante, ellos no parecían percatarse. La mente de Sherezade no era capaz de pensar para qué necesitaban la energía humana si esta era más débil que la de cualquier ser mágico.
A cada segundo que pasaba ahí dentro le costaba más respirar, incluso con el poder de la bola se sentía asfixiada y sin aire. Tenía que salir, no podía, no podía. Con un impulso mental se alejó de allí y volvió a la piscina. Cuando volvió abrir los ojos apoyó la frente sobre la bola, y esta absorbió todo el mal que se había adueñado de ella. Las hadas no podían exponerse a la magia negra, y al estar en forma de espíritu le había afectado en grado sumo. No volvería repetirse.
Fiuri colocó una mano en su hombro. No sonreía. Estando en la cúpula las emociones se entremezcladas y todos los sentidos se unían, así que Fiuri había experimentado lo mismo que Sherezado ,solo que con menor intensidad.
-descansa, ahora me toca a mí- le indicó Fiuri
Sherezade asintió y fue hacía el borde la de la orilla para sentarse.            
El poder de Fiuri era diferente, más complejo y enrevesado. El futuro no esta escrito, cada decisión, por mínima que sea puede cambiarlo todo. En cuanto alguien cambiada de parecer, aunque esto no solía ocurrir muy a menudo ,y si lo hacía, era  generalmente por la intromisión de otra persona,  Fiuri lo sentía y veía como cambiaba su futuro.
 Necesitaba aislarse de todo para que nadie influyera en su poder, y a pesar de estar dentro de la cúpula, y que los guardianes estaban alejados, todavía podía sentirlos.
 Se sumergió en al agua plateada. Era algo más espesa pero podía nadar fácilmente por ella. Una vez que dejó de sentir a los demás, llamó a la bola, y esta se introdujo en el agua . No se dejó arrastrar por los caminos de imágenes que veía, Lidia, David, Erica, Tasia, y más, y más, tenía un objetivo en concreto. Guiándose por las coordenadas de Sherezade llegó hasta el circo. Todo era tan borroso, sin nada claro. Los veía entrar, solo a David, Tasia y Lidia. Luego todo desaparecía. Siguió buscando entre nubarrones, hasta que halló los tres corriendo por los pasillos de una vieja guarida. Se había adelantado demasiado tenía que retroceder pero era tan difícil... Se esforzó mucho pero tan solo pudo ver fuego y más fuego. Si ellos estaban bien más adelante no tenía relevancia. Siguió mirando hacía delante. Estaban perdidos y los notaba débiles, pero ella podía guiarlos. Encontraron lo que buscaban  a través de las celdas ,sin embargo, los monstruos estaban cerca. Podían salir. Fiuri confiaba en ellos.
 La escena desapareció, así sin más. Eso no era normal, las visiones no se desvanecían, no  cuando el hada no lo provocaba y esto había ocurrido sin que ella lo tuviera previsto. La bola se fue y el agua empezó a tener su color y espesura natural, no obstante algo estaba sucediendo. Delante de los ojos del hada se fue formando una imagen en particular, una que ninguna hada quería ver pero que todas conocían. Era una calavera de color marfil rodeada de flores exóticas, esta se acercó a ella y Fiuri la agarró. La calavera tenía vida propia. Un beso. Le dio un beso en los labios y se alejó dejando a el hada llorando. “La muerte” pensó desolada. La muerte le había mostrado su sello y todo tenía que ver con esa misión en busca de Aria, la hermana gemela de Lidia.