miércoles, 13 de junio de 2012

Fuego Capítulo 34 (el beso de la muerte)


El cielo se oscureció, las estrellas brillaron pero la luna no se veía. Era luna nueva. Las hadas preparaban el ritual con deliberada tranquilidad. Un círculo de sal encerraba la piscina para que ningún tipo de magia oscura ,como la de la hechicera, pudiese intervenir. Altea cogió una rosa roja y esparció sus pétalos por le agua. Fiuri  fue la primera en convertirse en hada de nuevo y voló hasta el centro de la piscina, detrás de ella fue Sherezade y Altea se quedó fuera con la bola en las manos. Esta última cerró los ojos y elevó la bola que fue levitando hasta el centro del agua con las otras dos hadas volando a su alrededor. Tasia se acercó al borde de la piscina y creó varias llamas que la bordeaban .  Mientras todo esto ocurría Lidia daba golpecitos con las uñas sobre la hamaca donde estaba sentada debido al nerviosismo, David junto a Érica se colocaron a lado de Elisa  y Tasia que se erguía después de haber puesto el elemento del fuego se fue a sentarse con Lidia.
Un poco de fuego del corazón ,un suspiro de la esencia del viento,  una brizna de la esperanza de la  naturaleza y la fuerza del agua, eran los elementos necesarios para que la magia de la bola surgiera de su interior. Esa magia era la vida de las hadas, con ella conseguían la protección necesaria contra los humanos, pero sin ella no tenían fuerzas suficientes para vivir entre ellos como sucedía antiguamente, solo eran capaces de cruzar el portal con la luna llena ya que era cuando su magia estaba en el punto máximo. Marcus y su sobrino cruzaron la puerta de cristal queriendo ver el espectáculo de las hadas, una espectáculo lleno de colores, bailes y magia, todo ser debería ver alguna vez a las hadas usando su magia. Te hipnotizaba. Y ni siquiera habían empezado.

-lo siento pero no- dijo Altea, nadie había hablado y tan solo se escuchaba la risa de Fiuri mientras completaba el ritual- los humanos no pueden estar presente, la magia de la bola, es magia pura y podría afectaros de una manera que no podemos prever, y con magia tan fuerte nunca se sabe como puede ser el resultado.
Marcus asintió estoicamente y se dio la vuelta. Dani, en cambio, tardo un poco más, indeciso entre hacer lo correcto por su bien o en dejarse llevar por la magia. Tasia le dirigió una mirada triste al ver que se iba bastante desilusionado, era una pena que no pudiera verlo. En el último segundo él se giró y sus ojos se encontraron. Dani pasó su mirada de David que los estaba observando a Tasia de nuevo, preguntando si había sucedido algo entre ellos. Tasia le dedicó una sonrisa triste y asintió. Daniel agachó la cabeza antes de irse. Sin decir nada. Sin mirarla.
Tasia se sintió mal, pero no fue detrás de él. Se prometió que se lo explicaría más tarde que serían amigos, y todo saldría bien. Sí, todo saldría bien.
-vosotros también deberíais iros, al menos hasta que tengamos algo que deciros- añadió Sherezade
-¿ por qué?- preguntó Érica
-Fiuri quiere ver el futuro de lo que ocurrirá donde yo le indique, pero si estáis aquí vuestros destinos pueden mezclarse y no le dejaran ver con claridad- explicó el hada
-lo siento chicos- se disculpó el hada del futuro con una sonrisa amarga- pero si podéis presenciar la primera parte, es la más bonita- añadió más alegre y comenzó a volar en círculos riendo

Todos aceptaron las condiciones. Altea se convirtió en hada y fue a colocarse sobre el hombro de David. Las otras dos cesaron de bailar para colocar sus manos sobre la bola. En ese instante en el que todos estaban a al expectativa de lo que iba a suceder, emocionados por ver algo que nadie había visto  desde hacía medio milenio sonó el móvil de Tasia.
Al principió ella no supo que era el suyo, ni siquiera se dio cuenta, pero cuando todos se giraron mirándola ceñudos se percató de lo que sonaba era el móvil de su bolsillo.
Roja como la grana y algo avergonzada lo cogió.

-¿si?
- Tasia ¿dónde coño te metes? Estamos todos en la fiesta de despedida para el viaje y tú no- él que hablaba cabreado desde la otra linea era Javi, su mejor amigo- ¿qué es lo que te pasa últimamente? Sino fuera porque estoy en tu clase creería que has desaparecido, no sales nunca, no te vienes a las fiestas, y ni siquiera viniste a la cena de esta mes

La cena a la que se refería, era un tradición que tenían desde hacía varios años. Todos los amigos quedaban un sábado del mes para ir a cenar, cada mes en un sitio diferente y luego lo apuntaban en un libreta para nunca repetir el mismo restaurante. Una de las reglas era que nunca se podía faltar a no ser que fuera algo extremadamente urgente, y aunque los motivos de Tasia lo eran, ellos no podían saberlo. Se sentía mal de haber abandonado a sus amigos de toda la vida, pero no tenía más remedio. Las cosas estaban cambiando y ya no podía ir a esas cenas porque estaba ocupada viajando a otro mundo.

-lo siento Javi, pero..
Él no la dejó hablar
-joder Tasia no quiero una disculpa, quiero saber por qué tú ya no vienes con nosotros, soy tu amigo sabes que puedes contármelo todo, siempre  ha sido así.

Tasia miró a los demás que la estaban esperando y luego al teléfono, quería hablar con Javi y explicarle, pero explicarle que, él no podía saber nada de la magia. Ya corrió un riesgo innecesario contándoselo a Cintia y mira lo que le sucedió.

-Javi ahora no puedo hablar
- no te atrevas a colgarme sin darme una explicación, todos nos preocupamos por ti
Lidia carraspeó cansada de esperar.

-de verdad que lo siento, te llamaré, pero ahora no puedo
- espera Tasia...
Ella colgó.
Y su mejor amigo se quedó con las palabras en la boca, enfadado y preocupado por el futuro de Tasia.

-perdonar, seguir- dijo ella mirando a las hadas
-no sabía que me hacía falta tu permiso- agregó Sherezade pero estaba sonriendo y con una ceja alzada
-en la parte inicial os mostraremos nuestros poderes en su estado puro pero una vez  se creé la cúpula deberéis salir de aquí¿ entendido?-preguntó Fiuri
Todos asintieron.
La primera en empezar a moverse fue Sherezade, se elevó hacía el cielo hasta que solo vimos un luz brillantes, luego fue descendiendo en espiral a la vez que Fiuri volando alrededor de ella formando círculos entre las dos. Bajaron hasta la bola y la tocaron con las manos. Cuando esta vez ascendieron un rastro de polvo plateado se quedo en el cielo por donde ellas iban volando, formando dibujos la oscura noche. La siguiente vez que tocaron la bola se sumergieron en el agua y esta se convirtió en plata líquida. Las hadas danzaron sobre la superficie del agua, sin hundirse pero sin llegar a separarse de ella. Luego fue el fuego el que cambió de color para volverse igual que el que ahora había en el cielo y en el agua. Y por último las plantas comenzaron a crecer. El baile de las hadas guiaba a la planta, y esta la seguía como si tuviera vida propia. Poco a poco, rama a rama, se fue creando una cúpula verde y cuando se cerró del todo encerrando a las hadas que seguían bailando dentro, millones de flores plateadas nacieron del capullo. Ninguno parecía capaz de moverse, ni siquiera Elisa que era más mayor y siempre seguía la razón, el aire estaba cargado de magia pura, entraba por cada poro, revitalizando, dando energía a todo el que allí se encontraba. Era como sentir un beso de la naturaleza. Fue Altea, el hada que se había quedado fuera quien los sacó del trance y los obligó a entrar. Por supuesto la hadas sabían el efecto que tendría sobre los guardianes ver el ritual y sentir la magia, por eso habían dejado fuera a Altea para que cuidara de ellos.
-es la hora- le dijo Fiuri a Sherezade deteniéndose en el aire
Sherezade asintió y fue hasta la bola. Se arrodillo sobre el agua posando sus manos sobre la bola. El brillo de esta se intensificó iluminando toda la cúpula. La tarea de Sherezade era sencilla, al menos para ella, necesitaba la bola para esquivar los escudos de la hechicera, ya que al ser tan antigua sabía muy bien como protegerse y evitar que la alcanzaran.
Se sintió volar fuera de ahí, pasar la ciudad  y ver cada luz encendida, cada casa y cada rincón oscuro, recorrió los  campos escuchando a los árboles hablarle y sintiendo el río bajar por la montaña, visitó el subsuelo, en lo más profundo hasta que la encontró. Podía ver lo que estaba sucediendo en ese momento. La gente, los niños entraban dentro, riendo y comiendo algodón de azúcar,todos felices celebrando su día de fiesta para pasarlo con la familia. Entraban en una carpa roja con rayas blancas. Era la carpa de un circo. Sherezade quiso entrar dentro, ver y localizar a la hechicera en su posición exacta. Pero no podía. Con el poder de la bola era capaz de traspasar cualquier barrera, pero lo que se ocultaba ahí dentro era algo que no podía expresar. Espíritus malignos corrían libremente. No solo eso, si fuera así podría soportarlo, pero no, allí dentro habían experimentado con magia negra. Algo prohibido y mortalmente peligroso. Cualquier hada se habría dado la vuelta, pero ella era diferente, ella rastreaba el mal y le debía esto a los guardianes. Ellos no sabían lo importante que era la bola para la magia de las hadas, sin esa magia esencial cada nacimiento era más débil y algunas de las nuevas hadas no habían obtenido sus dones, nunca antes había pasado, pero tampoco  habían estado tantos años sin la bola. Gracias a ellos volverían a tener seguridad y protección. Por todo eso se atrevió a entrar. No obstante el esfuerzo fue en vano. Cuando traspasó la tela, la magia negra la inundó. Las personas de su alrededor no parecían darse cuenta de nada, veían los trucos de los acróbatas o a los payasos, pero una vez que salían se sentía desanimados y sin ganas. Utilizaban la energía de los humanos,  no obstante, ellos no parecían percatarse. La mente de Sherezade no era capaz de pensar para qué necesitaban la energía humana si esta era más débil que la de cualquier ser mágico.
A cada segundo que pasaba ahí dentro le costaba más respirar, incluso con el poder de la bola se sentía asfixiada y sin aire. Tenía que salir, no podía, no podía. Con un impulso mental se alejó de allí y volvió a la piscina. Cuando volvió abrir los ojos apoyó la frente sobre la bola, y esta absorbió todo el mal que se había adueñado de ella. Las hadas no podían exponerse a la magia negra, y al estar en forma de espíritu le había afectado en grado sumo. No volvería repetirse.
Fiuri colocó una mano en su hombro. No sonreía. Estando en la cúpula las emociones se entremezcladas y todos los sentidos se unían, así que Fiuri había experimentado lo mismo que Sherezado ,solo que con menor intensidad.
-descansa, ahora me toca a mí- le indicó Fiuri
Sherezade asintió y fue hacía el borde la de la orilla para sentarse.            
El poder de Fiuri era diferente, más complejo y enrevesado. El futuro no esta escrito, cada decisión, por mínima que sea puede cambiarlo todo. En cuanto alguien cambiada de parecer, aunque esto no solía ocurrir muy a menudo ,y si lo hacía, era  generalmente por la intromisión de otra persona,  Fiuri lo sentía y veía como cambiaba su futuro.
 Necesitaba aislarse de todo para que nadie influyera en su poder, y a pesar de estar dentro de la cúpula, y que los guardianes estaban alejados, todavía podía sentirlos.
 Se sumergió en al agua plateada. Era algo más espesa pero podía nadar fácilmente por ella. Una vez que dejó de sentir a los demás, llamó a la bola, y esta se introdujo en el agua . No se dejó arrastrar por los caminos de imágenes que veía, Lidia, David, Erica, Tasia, y más, y más, tenía un objetivo en concreto. Guiándose por las coordenadas de Sherezade llegó hasta el circo. Todo era tan borroso, sin nada claro. Los veía entrar, solo a David, Tasia y Lidia. Luego todo desaparecía. Siguió buscando entre nubarrones, hasta que halló los tres corriendo por los pasillos de una vieja guarida. Se había adelantado demasiado tenía que retroceder pero era tan difícil... Se esforzó mucho pero tan solo pudo ver fuego y más fuego. Si ellos estaban bien más adelante no tenía relevancia. Siguió mirando hacía delante. Estaban perdidos y los notaba débiles, pero ella podía guiarlos. Encontraron lo que buscaban  a través de las celdas ,sin embargo, los monstruos estaban cerca. Podían salir. Fiuri confiaba en ellos.
 La escena desapareció, así sin más. Eso no era normal, las visiones no se desvanecían, no  cuando el hada no lo provocaba y esto había ocurrido sin que ella lo tuviera previsto. La bola se fue y el agua empezó a tener su color y espesura natural, no obstante algo estaba sucediendo. Delante de los ojos del hada se fue formando una imagen en particular, una que ninguna hada quería ver pero que todas conocían. Era una calavera de color marfil rodeada de flores exóticas, esta se acercó a ella y Fiuri la agarró. La calavera tenía vida propia. Un beso. Le dio un beso en los labios y se alejó dejando a el hada llorando. “La muerte” pensó desolada. La muerte le había mostrado su sello y todo tenía que ver con esa misión en busca de Aria, la hermana gemela de Lidia. 


2 comentarios:

  1. Que capítulo más interesante. Todo lo de la bola, la magia de las hadas, me has dejado intrigada!!
    Espero que subas pronto, un beso guapa =)

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    1. lo intentare jeje ya estamos en los capitulos finales y se ira resolviedno todo xD

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